Por: LA PATRIA

Noticias de Manizales y Caldas: todo en actualidad, investigación, deportes, vías y noticias de la región en La Patria.

Este artículo fue curado por pulzo   Oct 8, 2025 - 10:38 pm
Visitar sitio

El municipio de Villamaría se encuentra actualmente en el centro de una controversia creciente debido a la ocupación del espacio público por vendedores ambulantes, particularmente en la intersección de la carrera 5 con calle 9, zona de alto valor simbólico y comercial. Los residentes han manifestado su preocupación ante el aumento sostenido de la economía informal, fenómeno que afecta la movilidad de peatones y suscita tensiones con el comercio formal, cuyos propietarios afirman sentirse en desventaja ante la falta de control sobre la informalidad. Esta problemática, de acuerdo con testimonios de la prensa local, no es un fenómeno aislado ni reciente, sino que refleja un proceso histórico y complejo, presente en muchas ciudades colombianas y latinoamericanas, demandando un análisis más amplio e informado.

Una de las principales causas detrás del incremento del comercio informal en el centro de Villamaría es el desplazamiento de vendedores desde otros municipios con políticas más restrictivas. Así lo reconoce el secretario de Gobierno municipal, Jhon Edison Giraldo, quien explica que la presión sobre el espacio público aumentó cuando localidades cercanas reforzaron sus normas, atrayendo vendedores a zonas menos reguladas, como Villamaría. Esta dinámica se enmarca en un contexto nacional en el que, según el Ministerio del Trabajo, más del 50% de la población urbana vive de la economía informal, con mayores tasas en municipios de menor desarrollo económico, de acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Las raíces del problema, entonces, no radican solamente en la ocupación física del espacio, sino en la falta de empleo formal y oportunidades económicas sostenibles.

La respuesta institucional ha sido la formulación de una política pública de espacio público, donde autoridades locales, la Policía Nacional y organizaciones sociales buscan regularizar a los 184 vendedores informales identificados en todo el municipio, incluidos sectores como La Florida y Gallinazo. Inspirándose en modelos adoptados por Bogotá y Medellín, la administración expresa que su objetivo no es exclusivamente sancionador, sino más bien de regulación y acompañamiento, como recogen reportajes de medios como El Espectador y La Silla Vacía. A pesar de estos avances, voces críticas argumentan que la estrategia municipal resulta lenta y se centra en el control, sin abordar suficientemente la transformación real de las condiciones de vida, un enfoque cuestionado por analistas consultados en estos medios.

Al interior de Villamaría las tensiones persisten. Residentes reportan dificultades de movilidad y cuestionan la gestión de la situación antes que culpar a los vendedores como tales, según declaraciones recogidas por la prensa local. Las investigaciones de la Universidad de Caldas y la Fundación Ideas para la Paz advierten, además, sobre el riesgo de que criminalizar la informalidad agrave la pobreza y la inseguridad, dado que innumerables familias dependen por completo de estos ingresos diarios. Es imprescindible, por tanto, que la política oficial busque un equilibrio entre el orden urbano y la justicia social, premisa respaldada por estudios publicados en la Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos.

Lee También

El caso de Villamaría, en síntesis, refleja una tensión constante entre la legalidad normativa y la legitimidad social de la informalidad en los espacios urbanos. Investigaciones de la Red de Ciudades Cómo Vamos y la Cámara de Comercio de Manizales, así como experiencias internacionales recogidas por ONU-Hábitat, demuestran que la solución pasa por medidas integrales: regulación acompañada de inclusión social y acceso a empleo formal. Modelos exitosos en países como México y Brasil sugieren que incentivar la formalización a través de capacitación laboral y beneficios fiscales puede reducir la informalidad y mejorar la convivencia urbana. Superar este desafío implica comprender las causas estructurales y priorizar no solo el control, sino también la justicia y las oportunidades para todos los habitantes del municipio.

¿Cómo afecta el comercio informal al desarrollo económico de municipios como Villamaría?
Esta pregunta es relevante porque el comercio informal constituye una parte significativa de la economía en muchas regiones colombianas. Los datos citados por la Gran Encuesta Integrada de Hogares del DANE evidencian que una alta dependencia de la informalidad genera consecuencias tanto para los ingresos municipales, al reducir la recaudación de impuestos, como para las condiciones laborales de la población, pues la precariedad y la falta de acceso a derechos laborales básicos se perpetúan. Según la Cámara de Comercio de Manizales, el desarrollo económico se ve limitado cuando grandes sectores no pueden vincularse al circuito formal, lo que restringe la inversión y el crecimiento sostenible.

En el contexto de Villamaría, la presencia masiva de vendedores informales dificulta la competencia equitativa entre comerciantes e incide en la planificación urbana y el ordenamiento territorial. Las políticas restrictivas pueden resultar insuficientes si no van acompañadas de incentivos y programas de inclusión, tal como sucede en modelos internacionales exitosos. Por ello, preguntarse por el impacto económico es crucial para pensar soluciones que promuevan tanto el desarrollo como la equidad.

¿Qué estrategias han sido efectivas en otras ciudades para regular el comercio informal sin afectar a quienes dependen de él?
Esta pregunta surge de la necesidad de identificar alternativas a la represión o criminalización del comercio informal, que como muestran los estudios de la Fundación Ideas para la Paz pueden agravar la pobreza. Según los reportajes de El Espectador y las comparaciones con modelos de ciudades como Bogotá, Medellín, México y Brasil, las estrategias más efectivas han combinado regulación con inclusión social. En estos lugares, la capacitación laboral, incentivos fiscales y la formalización flexible han permitido que los vendedores informales accedan a mejores oportunidades sin perder su fuente de sustento inmediato.

El conocimiento de estas experiencias, documentado también por ONU-Hábitat, permite a municipios como Villamaría adaptar políticas que respondan a sus realidades, siempre procurando el equilibrio entre la recuperación del espacio público y la protección de los derechos económicos de los sectores más vulnerables. Reflexionar sobre estrategias exitosas en otros contextos puede servir de guía para innovar en la gestión local y construir soluciones más sostenibles.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

* Pulzo.com se escribe con Z

Lee todas las noticias de economía hoy aquí.