
La reforma laboral aprobada por el gobierno de Gustavo Petro busca mejorar las condiciones laborales de los trabajadores formales en Colombia, con cambios que impactan tanto a empleados como a empresarios.
Entre las modificaciones más relevantes está el establecimiento del contrato a término indefinido como regla general, limitando los contratos por obra a un máximo de cuatro años.
(Vea también: Estos son los permisos que podrán pedir trabajadores en Colombia; ¿afectará el sueldo?).
Además, el recargo nocturno comenzará desde las 7 p. m. con un 35 %, y el pago por trabajo dominical y festivo aumentará progresivamente hasta llegar al 100 % en 2027. La jornada laboral se reduce a 42 horas semanales, distribuidas entre cinco o seis días.




La reforma incluye nuevas licencias remuneradas para citas médicas, atención de obligaciones escolares y casos de endometriosis, así como beneficios para quienes usan la bicicleta como transporte.




Se promueve la inclusión de personas con discapacidad, se combate la discriminación y se fortalece la protección frente al acoso laboral. También se formaliza el trabajo de aprendices del Sena, internos de medicina, repartidores de apps, trabajadoras domésticas, madres comunitarias y manipuladores del PAE.
A pesar de sus avances sociales, el empresariado advierte sobre el aumento de costos laborales, especialmente en sectores que trabajan noches y fines de semana, como gastronomía, vigilancia y comercio. Estiman que la reforma podría elevar los costos entre un 18 % y 34 %, incentivando la informalidad, el desempleo y el cierre de pequeños negocios.
Se destaca el riesgo económico para las micro y pequeñas empresas, que podrían enfrentar cargas fiscales y prestacionales inviables con la nueva legislación. La reforma también contempla medidas frente a la automatización del empleo y da especial protección al trabajo femenino rural. Aunque ambiciosa, esta reforma genera un fuerte debate entre el bienestar laboral y la sostenibilidad empresarial.
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