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La reciente sesión del Consejo Directivo de la Región Administrativa y de Planificación (RAP) Caribe, celebrada en Valledupar, marcó un punto de inflexión en el esfuerzo de la región Caribe colombiana por alcanzar la autonomía energética. La reunión congregó a los principales líderes departamentales, así como a representantes del sector privado, entre ellos Jorge Carrillo, presidente de ISA Intercolombia, para articular estrategias encaminadas a garantizar la estabilidad y soberanía energética, consideradas como factores clave en el desarrollo económico y social de la zona, según reportó el diario El Pilón.
Con la gobernadora del Cesar, Elvia Milena Sanjuán, al frente, la RAP Caribe ha identificado la colaboración entre el sector público y privado como un motor indispensable para impulsar soluciones que contribuyan a esta meta común. Tal como enfatizó el gerente de la RAP, Jesús Pérez, el objetivo es asumir la autonomía energética, entendida como la capacidad de administrar de modo eficiente la oferta y demanda de energía, lo que implica reducir costos y mejorar la confiabilidad del servicio. Esta visión supera la mera administración y aspira a modificar una realidad marcada por altos precios y deficiencias de infraestructura, problemas que han impactado negativamente a departamentos como La Guajira, Cesar y Magdalena.
La multinacional ISA Intercolombia desempeña un papel central en este proceso, debido a su liderazgo en proyectos de transmisión energética. Uno de los proyectos mencionados con mayor avance es la línea Cuestecitas–Copey–Fundación, que suma 270 kilómetros de redes de alta tensión y cubre un avance del 94 %, conectando tres departamentos estratégicos en la región Caribe, de acuerdo con información de El Pilón. Infraestructuras como esta no solo facilitan la transmisión de energía renovable, sino que también promueven el intercambio fluido de electricidad entre el centro del país y la costa, lo que, en palabras de expertos y directivos de la empresa, debería contribuir a un crecimiento económico sostenible y fomentar la integración de energías limpias.
Según el Ministerio de Minas y Energía de Colombia, la costa Caribe es prioritaria en el proceso nacional de transición energética, gracias a su alto potencial en fuentes eólicas y solares. No obstante, el cumplimiento de esta ambición requiere un fortalecimiento institucional, una plataforma que coordine a operadores, generadores y distribuidores, así como la inversión en tecnologías modernas. Los mismos mandatarios regionales insisten en la urgencia de consolidar estructuras de gobernanza que eviten fragmentaciones y permitan brindar energía accesible y confiable a largo plazo.




La participación activa de la comunidad adquiere un papel esencial para asegurar que los beneficios de la autonomía energética tengan un impacto equitativo y transparente. El Banco Mundial ha destacado la importancia de incluir mecanismos de gobernanza abierta e inclusiva para potenciar el desarrollo local y evitar riesgos como la desigualdad o la corrupción. En este contexto, la propuesta de una empresa regional para la generación y comercialización de energías limpias, planteada por RAP Caribe, representa no solo una respuesta a las altas tarifas, sino también la posibilidad de impulsar empleo y disminuir la huella ambiental. Otras experiencias latinoamericanas, como la región chilena de Atacama, sugieren que estos modelos pueden transformar la economía de manera estructural y sostenible.
En conclusión, la reciente sesión en Valledupar de la RAP Caribe no solo sirvió para evaluar avances, sino que se consolidó como un espacio estratégico para definir la ruta hacia una verdadera autonomía energética, capaz de promover desarrollo, sostenibilidad y justicia en toda la región.
¿Qué significa “autonomía energética” y por qué es crucial para la región Caribe?
El concepto de autonomía energética, tal como lo define la RAP Caribe, implica la capacidad de una región para gestionar de forma independiente y eficiente su oferta y demanda de energía. Esto significa contar con las infraestructuras, actores y regulaciones necesarios para producir, distribuir y consumir energía sin depender excesivamente de fuentes externas o de actores centralizados. En el Caribe colombiano, la autonomía energética es central porque puede impulsar inversiones, mejorar la calidad de vida, reducir las tarifas y fomentar el desarrollo humano, según lo han remarcado las diferentes fuentes oficiales consultadas. Además, en una región con altos recursos renovables, permitiría aprovechar ventajas naturales en beneficio de la economía y la sostenibilidad ambiental.
¿Cuál es el impacto social de la transición energética planteada en el Caribe colombiano?
El proceso de transición energética propuesto para la región Caribe tiene efectos que trascienden el ámbito técnico. Según los informes del Ministerio de Minas y Energía de Colombia y los análisis del Banco Mundial citados, se espera que la transición mejore la equidad en el acceso a servicios básicos, incremente la participación comunitaria y facilite la creación de empleos asociados a energías sostenibles. Sin embargo, lograr estos resultados requiere fortalecer la participación ciudadana, vigilar la transparencia y garantizar que los beneficios de la modernización lleguen a toda la población, especialmente a los sectores históricamente marginados.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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