El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
Una escena conmovedora se vivió una mañana en la Ruta Seis de Transmilenio, en Bogotá, cuando los pasajeros se vieron rodeados por un inconfundible ritmo salsero. El responsable era el Halcón de Colombia, un artista que, hace tres décadas, alcanzó notoriedad por su voz y sus interpretaciones. En esta ocasión, llevaba la batuta de una melodía tocada rústicamente sobre un balde blanco puesto al revés y, aunque sólo insinuaba su reconocida potencia vocal, su habilidad y sentimiento se percibían entre quienes pasaban a su lado. Actualmente, el Halcón no solo sigue vigente por su trayectoria personal, sino que también es la imagen más visible de Son Callejero, una orquesta conformada por exhabitantes de calle cuyo repertorio salsero resuena en diferentes rincones de la capital.
Este grupo musical no solo revive clásicos latinos dentro del sistema de transporte público, sino que, según relató el propio Halcón tras bajar del bus, también cuenta con un lugar propio donde continúan compartiendo su arte. La agrupación, integrada por leyendas como Édgar Espinosa y Antonio Ortiz “Toño”, ha superado pérdidas como la de Roberto Echavarría –fallecido en 2022–, pero se mantiene activa con una producción de más de treinta canciones, dos álbumes y cuatro sencillos. Su historia ejemplifica cómo la música y la perseverancia pueden transformar vidas, acercando a músicos marginados nuevamente al público y al reconocimiento.
La casa de Son Callejero, ubicada en la Calle 27 n.° 5-78, detrás de las Torres del Parque de Bogotá, es un reflejo del renacer de la orquesta. Detrás de su fachada blanca, que resalta en una cuadra inclinada, se encuentra el espacio que la Sociedad de Activos Especiales (SAE) entregó este año a la fundación. Este inmueble, antes propiedad de narcotraficantes, fue destinado ahora a un proyecto de inclusión y arte gracias a la gestión de su fundador, Dairo Cabrera Rodríguez, quien junto a un poeta de la calle, concibió este proyecto que desafía los prejuicios y celebra la resiliencia.
El origen de la orquesta y su renovada sede simbolizan un cambio profundo en la manera de enfrentar las problemáticas sociales. La utilización de propiedades recuperadas para fines colectivos, como el caso de la casona de Son Callejero, representa una apuesta por la redención y la esperanza. Es un recordatorio de que las historias de quienes alguna vez habitaron la calle pueden encontrar nuevos destinos cuando se les brindan oportunidades genuinas de aportar a la cultura y a la comunidad.
El relato del Halcón de Colombia y de Son Callejero, respaldado por los reportes de El Espectador, subraya la importancia de reconocer los aportes culturales provenientes de actores sociales muchas veces invisibilizados. Proyectos como este permiten que la memoria, la música y la solidaridad se conjuguen para tejer nuevas identidades urbanas.
¿Qué papel juega la Sociedad de Activos Especiales (SAE) en la transformación de antiguos bienes incautados?Esta pregunta cobra relevancia en el contexto de esfuerzos por resignificar inmuebles previamente asociados con actividades ilícitas, como la casa donde hoy opera Son Callejero. Según lo relatado, la SAE ha tomado la responsabilidad de entregar estos espacios a fundaciones y proyectos sociales, permitiéndoles convertirse en motores de inclusión y cultura. Esta función, además de combatir el estigma, transforma lugares marcados por el delito en escenarios de esperanza y construcción colectiva.
Profundizar en el papel de la SAE es clave para entender cómo la gestión estatal de activos incautados puede influir positivamente en comunidades vulnerables. Al destinar estos bienes a organizaciones culturales y sociales, el Estado contribuye a propiciar dinámicas de integración, reconstrucción del tejido social y fomento de la cultura en zonas urbanas golpeadas por la exclusión.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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