El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La aparición de un coatí de montaña, conocido localmente como cusumbo y cuyo nombre científico es Nasua olivacea, en la Reserva Distrital de Humedal Torca-Guaymaral ha marcado un acontecimiento significativo para la biodiversidad en Bogotá. En un contexto urbano donde las áreas naturales se ven frecuentemente reducidas por el avance del concreto, la presencia de este mamífero mediano resulta reveladora. Se trata de la primera vez que este animal, habituado a ambientes montañosos, bosques y páramos, ha sido avistado y registrado en un humedal dentro de la ciudad, un hecho confirmado por el seguimiento de la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA), según reportó El Espectador.
El coatí no transitó la zona por casualidad. El hallazgo es consecuencia de un monitoreo persistente realizado por el Grupo de Monitoreo en Biodiversidad, quienes emplearon cámaras trampa y rastreo de huellas para documentar la fauna del humedal. A través de registros de excrementos, huellas y zonas de descanso detectadas por el equipo, se determinó que el coatí forma parte activa del ecosistema de Torca-Guaymaral, jugando un papel destacado en la dispersión de semillas y el control de insectos, y contribuyendo así a la salud general de la flora y fauna local.
No obstante, la presencia del coatí revela también los desafíos que enfrenta la fauna silvestre en estas áreas urbanas. Entre las amenazas identificadas en el humedal se encuentran los perros ferales, la deforestación y la creciente expansión urbana, factores que comprometen la estabilidad de su hábitat y reducen las posibilidades de supervivencia a largo plazo.
La Reserva Distrital de Humedal Torca-Guaymaral es mucho más que un simple cuerpo de agua rodeado de vegetación. Forma parte de la Estructura Ecológica Principal (EEP) de Bogotá, que ha sido reconocida como área protegida y cuenta incluso con certificación internacional RAMSAR. Estas distinciones respaldan la importancia estratégica del espacio y han impulsado desde la SDA políticas como la restauración ecológica, una zonificación que reserva el 84 % del territorio para conservación y la conexión ecológica con otros ecosistemas.
El reciente registro del coatí no solo evidencia los avances de estos proyectos ambientales, sino que pone en el centro del debate el impacto de desarrollos infraestructurales, como la ampliación de la autopista norte. La construcción de esta vía históricamente fragmentó el hábitat de la fauna local y, en el contexto actual, exige que los planificadores de la ciudad evalúen cuidadosamente la protección de las especies y los corredores ecológicos durante el diseño y ejecución de futuras obras.
¿Por qué la certificación RAMSAR es relevante para la protección de humedales?
La certificación RAMSAR, cuyo nombre proviene de la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas, confiere reconocimiento mundial a aquellos humedales que cumplen criterios ecológicos esenciales. Esto facilita el acceso a herramientas y compromisos internacionales para su preservación. En el caso de Torca-Guaymaral, contar con dicho aval fortalece la protección legal del humedal y garantiza que sus planes de manejo ambiental sean supervisados bajo estándares internacionales, representando así una garantía adicional para la permanencia de la biodiversidad urbana.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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