Escrito por:  Redacción Vivir Bien
Oct 2, 2025 - 6:53 pm

Las relaciones entre hombres y mujeres tienen un capítulo especial en términos de supervivencia, algo en lo que la ciencia ha puesto el ojo para explicarlo de manera muy metódica.

Precisamente, un nuevo documento encontró detalles en los que vale la pena ahondar para entender cada vez más cómo, desde la naturaleza animal, hay explicaciones para la realidad humana.

¿Por qué los hombres suelen vivir menos tiempo que las mujeres?

Según un estudio reciente publicado en Science Advances, el ‘secreto’ de por la que las hembras suelen vivir más que los machos responde a procesos evolutivos con múltiples factores que interactúan entre sí, algo que aplica entre hombres y mujeres.

Primero, el estudio analizó datos de longevidad en más de 1.176 especies de mamíferos y aves de zoológicos, y encontró que, en promedio, las hembras de mamíferos viven un 13 % más que los machos. Esto sugiere que la brecha de vida entre sexos tiene raíces profundas más allá de factores socioculturales.

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“La razón que se ha propuesto es que, en estas especies, los machos sacrifican su sobrevivencia para asegurar la reproducción”, indicó el coautor del estudio Fernando Colchero, investigador en demografía estadística, replicado por el diario El Mundo.

“Por ejemplo, los machos de la mayoría de las especies de ungulados, como los ciervos, tratan de monopolizar hembras, para lo cual deben desarrollar caracteres sexuales que son muy costosos, como astas o cuernos, así como alcanzar tallas extremas para poder competir con otros machos. En estos casos, deben de reducir la energía que dedican a sobrevivir para maximizar estos caracteres y ser más competitivos. Al mismo tiempo, tienden a pelear con otros machos lo cual incrementa la probabilidad de morir”, señaló.

Uno de los principales mecanismos implicados es el sistema cromosómico sexual. En mamíferos, las hembras tienen dos cromosomas X, mientras que los machos tienen un X y un Y. Tener dos copias del cromosoma X podría ofrecer una protección frente a mutaciones deletéreas: si un gen nocivo aparece en un cromosoma, el otro podría compensarlo.

Pero esa ‘protección’ genética no es suficiente para explicar todo. También intervienen las estrategias reproductivas y la selección sexual. En especies donde los machos compiten intensamente por reproducirse (por ejemplo en especies polígamas), estos invierten más en rasgos como tamaño, ornamentación o combatividad, lo que puede acortar su vida útil.

Además, el cuidado parental favorece una mayor longevidad femenina. Las hembras suelen dedicar más esfuerzo al cuidado de las crías, lo que ‘premia’ biológicamente su supervivencia para garantizar que los descendientes alcancen la edad adulta.

Así, no es un solo ‘truco biológico’, sino la combinación de cromosomas protectores, menor desgaste por competencia entre machos y una relación más directa entre supervivencia femenina y éxito reproductivo lo que ha favorecido que las hembras vivan más que los machos, al menos en muchas especies de mamíferos.

¿Desde cuándo se sabe que las mujeres viven más que los hombres?

Se sabe que las mujeres tienden a vivir más que los hombres gracias a análisis demográficos históricos: se ha observado que esta ventaja de longevidad se hizo evidente a partir de finales del siglo XIX.

Un estudio que examinó cohortes de personas nacidas entre 1800 y 1935 en 13 países desarrollados encontró que, antes de 1840, las tasas de mortalidad entre hombres y mujeres eran bastante similares para edades dadas.

Sin embargo, a partir de aproximadamente 1880, las tasas de mortalidad masculina empezaron a bajar más lentamente que las femeninas, especialmente en edades adultas (50‑70 años), dando lugar a un diferencial creciente de vida esperada.

La reducción en mortalidad por enfermedades infecciosas, mejoras en el saneamiento, avances médicos y menor riesgo relacionado con complicaciones del embarazo contribuyeron en mucho a que las mujeres empezaran a sobrevivir más tiempo que los hombres. En ese periodo, enfermedades cardiovasculares y comportamientos de riesgo (como tabaquismo) comenzaron a afectar más a los hombres, lo que acentuó la diferencia.

También se ha observado que incluso en condiciones extremas, como epidemias, hambrunas o esclavitud, las mujeres han mostrado una ventaja de supervivencia en muchos casos, especialmente en las primeras etapas de la vida.

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