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Escrito por:  Pamela Rueda C
Periodista y presentadora     Ago 8, 2025 - 4:48 pm

Una rutina de ‘full body’ es un plan de entrenamiento que trabaja la mayoría de los principales grupos musculares en una sola sesión, idealmente repetida de dos a cuatro veces por semana, en lugar de dividir los entrenamientos por zonas musculares específicas.

Beneficios principales de las rutinas ‘full body’ sustentados por estudios

  • Mayor frecuencia estimula mejor el crecimiento muscular y la fuerza

Trabajar cada grupo muscular al menos dos veces por semana promueve una hipertrofia más efectiva que entrenarlos una sola vez semanal, incluso, con volumen similar.

  • Máxima eficiencia de tiempo

Sesiones bien estructuradas de entre 30 y 45 minutos permiten entrenar todo el cuerpo sin dedicar horas y horas en el gimnasio, clave para mantener la constancia.

  • Mejor quema calórica y composición corporal

Los ejercicios compuestos como sentadilla, peso muerto y ‘presses’ reclutan múltiples fibras musculares y sistemas energéticos, lo que favorece la pérdida de grasa sin sacrificar masa magra.

  • Mayor adherencia y menos barreras

Entrenamientos simples, medibles y breves aumentan la motivación y reducen excusas, clave para mantenerse constante.

  • Menor riesgo de sobrecarga localizada

Al repartir la carga semanalmente, se atenúa el esfuerzo repetitivo sobre una misma articulación o grupo muscular, frente a algunos ‘splits’ que pueden sobrecargar zonas específicas.

Recomendaciones para hacer rutinas ‘full body’: principios claves

  • Frecuencia óptima por grupo muscular: de dos a tres veces por semana: se recomienda entrenar cada músculo al menos dos veces semanalmente para potenciar el crecimiento muscular. Algunos meta-análisis sugieren que tres sesiones podrían ofrecer ventajas adicionales, aunque no hay consenso definitivo.
  • Volumen semanal ideal: entre 12 y 20 series por grupo muscular: este rango se considera óptimo para hipertrofia: menos de 12 series suele ser insuficiente y superarlo no siempre aporta más beneficios. la clave está en el equilibrio.
  • Sobrecarga progresiva: la adaptación depende de aumentar gradualmente la carga, repeticiones o reducir los descansos. Este es el motor del avance sostenido.
  • Técnica por encima de todo: la ejecución correcta de los ejercicios es fundamental para maximizar resultados y prevenir lesiones.
  • Recuperación y nutrición adecuadas: para que la rutina funcione, el cuerpo necesita dos cosas clave: descanso y buena alimentación. Dormir bien y dejar al menos uno o dos días entre entrenamientos intensos permite que los músculos se reparen y crezcan. Además, la proteína es fundamental: consumirla en cantidad suficiente —aproximadamente entre 1,2 y 1,5 gramos por cada kilo de peso corporal al día— ayuda a ganar fuerza y a tonificar. Por ejemplo, una mujer de 60 kg necesitaría entre 70 y 90 gramos de proteína diarios, repartidos en sus comidas. Esto es especialmente importante después de los 35 años, cuando empieza a disminuir la masa muscular de forma natural.

Qué hacer para que la rutina ‘full body’ funcione de verdad

  • Objetivo claro por bloque: define si tu meta es fuerza, tonificación o pérdida de grasa; ajusta repeticiones y series en consecuencia.
  • Volumen distribuido: por ejemplo: 12–15 series semanales para cuádriceps → distribúyelas en sesiones (por ejemplo, 4–5 series por día si entrenas tres veces a la semana).
  • Orden inteligente de ejercicios: empieza siempre por los ejercicios “grandes” o compuestos, que trabajan varios músculos a la vez, como sentadillas, peso muerto, ‘press’ de banca o dominadas.

Estos movimientos requieren más energía, fuerza y concentración, por eso conviene hacerlos al inicio de la rutina, cuando estás sin fatiga. Después, puedes pasar a los ejercicios ‘accesorios’ o de aislamiento, que se enfocan en un solo músculo, como ‘curl’ de bíceps, elevaciones laterales o extensión de tríceps.

  • Registro: anota peso, repeticiones y descanso; sin datos no puedes medir progreso.
  • Escuchar al cuerpo: sentir cansancio o que los músculos “arden” durante el entrenamiento es normal, pero el dolor agudo o punzante no lo es. La fatiga forma parte del proceso; una lesión, no. Si notas molestias que te obligan a cambiar la postura o perder la técnica, es momento de parar, ajustar el peso o modificar el ejercicio. Respetar estas señales te ayudará a progresar sin poner en riesgo tu salud.
  • Descanso entre sesiones: después de entrenar todo el cuerpo, lo ideal es dejar descansar los músculos al menos 48 horas antes de repetir la rutina. Sin embargo, si tu cuerpo se adapta rápido y te sientes con energía, podrías entrenar nuevamente tras 24 horas, siempre y cuando no haya dolor ni fatiga excesiva. La clave es escuchar a tu cuerpo y no forzarlo más de lo necesario.
  • Calentamiento específico: dedica de cinco a ocho minutos a la movilidad y haz una o dos series ligeras del primer ejercicio.
  • Chequeo profesional: lo mejor siempre es pasar por un profesional, para garantizar resultados óptimos.

En conclusión, lo que hemos denominado como ‘rutina bisturí’ es una estrategia poderosa para quemar grasa y tonificar, especialmente efectiva si se cumple con frecuencia justa, volumen adecuado, técnica impecable y nutrición consciente.

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