
En medio de situaciones cada vez más tensas en la sociedad, acudir a alternativas para obtener algunos beneficios de salud se convierte más que en una oportunidad de vida en una necesidad diaria.
Eso sucede con las personas que tienen plantas en sus hogares, a pesar de que muchas de ellas tienen un hábito de comunicarse con ellas como si lo hicieran con seres humanos o incluso con mascotas.
Si bien algunas personas hablan con animales en sus diferentes contextos, parece oportuno entender qué pasa detrás de aquellos que hacen exactamente lo mismo con la vegetación de sus espacios personales.




¿Por qué hay personas que les hablan a las plantas?
Según la psicología, que una persona hable con las plantas no es un signo de enfermedad mental, sino un comportamiento completamente normal y, de hecho, beneficioso para la salud mental.
Este fenómeno se explica principalmente a través del concepto de antropomorfismo, que es la tendencia humana a atribuir características, emociones e intenciones humanas a objetos inanimados o seres no humanos.
Este comportamiento revela una profunda necesidad de conexión y cuidado. Al hablarle a las plantas, las personas a menudo proyectan sus propias emociones y pensamientos, convirtiendo la jardinería en un espacio de autoexpresión y de práctica de la empatía.
Se ha demostrado que esta interacción verbal, incluso siendo unilateral, puede ser una forma de autorreflexión y de practicar el pensamiento positivo. Por ejemplo, al decirle a una planta que es “hermosa” o que “está creciendo bien”, la persona refuerza una actitud de aprecio y cuidado que se traslada a su propia vida.
Además, el acto de hablar con las plantas está ligado a otros beneficios psicológicos de la jardinería. Ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, ya que proporciona una actividad relajante que requiere concentración y paciencia. Se convierte en una forma de mindfulness, un anclaje en el presente que distrae de las preocupaciones cotidianas.
Para muchas personas, cuidar de un ser vivo, aunque no pueda responder, brinda un sentido de propósito, responsabilidad y control sobre su entorno, elementos clave para el bienestar psicológico.
¿Qué significa tener muchas plantas en la casa?
Según la psicología, la tendencia a tener muchas plantas en casa está directamente relacionada con la biofilia, un concepto desarrollado por el biólogo Edward O. Wilson que se refiere a la conexión innata y la afinidad que los seres humanos sienten por la naturaleza y otros seres vivos.
En un mundo cada vez más urbanizado y digital, rodearse de plantas es una forma de compensar esa desconexión, creando un refugio natural dentro del propio hogar. Tener y cuidar un gran número de plantas tiene múltiples beneficios psicológicos:
- Reducción del estrés y la ansiedad: estudios han demostrado que la interacción con las plantas y la simple contemplación de su verdor pueden disminuir la presión arterial y los niveles de cortisol, la hormona del estrés. La jardinería se convierte en una actividad relajante que ayuda a las personas a desconectarse de las preocupaciones diarias.
- Aumento del bienestar y la felicidad: el cuidado de las plantas, al igual que cualquier acto de nutrir a otro ser vivo, proporciona un sentido de propósito y responsabilidad. Ver a las plantas crecer y florecer bajo nuestro cuidado genera una sensación de logro y satisfacción, lo que contribuye a mejorar el estado de ánimo y la autoaceptación.
- Mejora de la concentración y la creatividad: la presencia de elementos naturales en el entorno de trabajo o estudio ha demostrado tener un efecto restaurador en la atención y la capacidad de concentración, así como estimular la creatividad.
- Reflejo de la personalidad: las personas que tienen muchas plantas a menudo son descritas como sensibles, pacientes, responsables y con una fuerte necesidad de conexión emocional. El cuidado de las plantas puede ser una manifestación de su deseo de crear un entorno seguro, ordenado y lleno de vitalidad.
¿Cuál es la reacción de las plantas a la voz de una persona?
La reacción de las plantas a la voz de una persona es un tema que ha generado mucho interés, pero científicamente, la respuesta es que las plantas no “escuchan” ni reaccionan a la voz humana en el mismo sentido que lo haría un ser vivo con sistema nervioso. Carecen de oídos, cerebro y cualquier capacidad para procesar el sonido como información.
Sin embargo, esto no significa que las plantas sean completamente insensibles a su entorno sonoro. Diversos estudios han demostrado que las plantas sí pueden reaccionar a las ondas sonoras y a las vibraciones. La física del sonido, al generar vibraciones, puede influir en su crecimiento y desarrollo. Por ejemplo, ciertas frecuencias de sonido de baja intensidad pueden estimular la planta, acelerando su germinación, su crecimiento e incluso el movimiento del agua y los nutrientes a través de sus tallos.
El mito popular de que hablarles a las plantas las ayuda a crecer se relaciona con esta interacción, pero el efecto positivo no se debe a la voz en sí misma. La razón más probable de cualquier beneficio es la combinación de varios factores:
- Dióxido de carbono (CO2): al hablar, exhalamos CO2, un componente vital para la fotosíntesis. La concentración de este gas cerca de la planta puede estimular su crecimiento.
- Atención y cuidado: las personas que le hablan a sus plantas tienden a prestarles más atención, asegurándose de que reciban suficiente agua y luz, y de que no tengan plagas, lo que sin duda impacta positivamente en su salud.
*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de redacción, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza ‘machine learning’ para producir texto.
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