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Desde hace varias semanas, una fila alrededor de un local ubicado en la calle 18 con carrera 12, zona céntrica de Valledupar, ha causado curiosidad entre los transeúntes: una empresa está pagando entre $40.000 y $50.000 por un escaneo ocular.
¿Pero por qué alguien pagaría por escanearte el ojo? ¿Pone esto en riesgo la seguridad o la salud de quienes acceden?
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EL PILÓN se trasladó al lugar y encontró testigos que aseguran que, para recibir el incentivo económico, las personas deben registrarse en una aplicación, agendar una cita y asistir a la tienda de la empresa, donde se realiza el escaneo del iris en alta resolución. Según explican, el procedimiento verifica que el usuario sea mayor de edad y una persona real. Esto se hace mediante un sistema llamado ‘orb’, un aparato biométrico desarrollado por la compañía dueña de Worldcoin, Tools for Humanity.




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“Para hacer el proceso hay dos formas. La primera es descargar la aplicación, registrarse y agendar la cita. La otra es por medio de un intermediario. A mí me tocó así, porque cuando intenté registrarme aparecía como si ya hiciera parte de la aplicación. Entonces, otra persona hizo el trámite desde su celular y me cobró $30.000. Luego de eso me hicieron el escaneo para recibir las criptomonedas”, relató un usuario.
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Las criptomonedas se reciben en la World App, que exige el escaneo ocular para verificar la identidad. Una vez hecho, se crea el World ID, convirtiendo la app en una billetera digital con las monedas virtuales. Lo llamativo es que la mayoría de personas que acceden son de escasos recursos, de estratos cero y uno, atraídas por el pago, que al día siguiente pueden convertir en efectivo.
“El proceso no tiene ningún riesgo. Una vez yo lo hago desde mi celular, te comparto la clave de acceso y no me queda nada de tu información porque, cuando te escaneas, automáticamente se borra de mi dispositivo. Si yo te hago el proceso, no queda tu información porque se flashea, ni puedo acceder a ella”, aseguró un asesor informal que pidió no revelar su identidad.

Aunque el procedimiento no genera efectos secundarios ni dolor, un especialista optométrico entrevistado por el medio Tardes en Línea en Sincelejo advirtió que existe un riesgo importante en el manejo de datos biométricos sin claridad sobre su uso real. “Están cediendo un dato único e irrepetible”, dijo, agregando que el iris contiene información personal que, con el tiempo, podría usarse para manipular a las personas.




Bajo la lupa de las autoridades
Desde el 30 de mayo de 2024, fecha en que inició su actividad en Colombia en ciudades como Bogotá, Medellín, Cúcuta y Bucaramanga, la empresa está bajo la lupa de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), que adelanta investigaciones por posibles incumplimientos del régimen de protección de datos personales. A nivel internacional, enfrenta órdenes de suspensión en países como España, Argentina, Francia y Portugal.
En un artículo de Portafolio titulado “La empresa culpada de escanear iris a habitantes de calle en el país y violar sus datos”, la organización alegó que su objetivo es crear una identidad digital única a nivel mundial para evitar suplantaciones en internet. También emitió un comunicado al Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor en República Dominicana, donde enfrenta cuestionamientos, asegurando que busca “empoderar a las personas para la era de la IA, brindándoles acceso a sistemas financieros y oportunidades mientras protegen su privacidad mediante tecnología de vanguardia”.
La Tools For Humanity Corporation, responsable de la World App e impulsada por Sam Altman —exCEO y fundador de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT—, ha generado desconfianza en algunos usuarios. “Esto tiene toda la pinta de ser una estafa: te regalan criptos por tu información, luego hacen colapsar las criptos y ya tienen tus datos gratis”, comentó un internauta en X.

En Valledupar, la fila para “vender el iris” sigue creciendo, mientras la empresa insiste en que su modelo es legal y seguro. Sin embargo, las autoridades colombianas advierten que el uso de datos biométricos sensibles exige un control estricto y que la investigación en curso podría derivar en sanciones o la suspensión de la actividad. Lo cierto es que, entre la promesa de dinero fácil y la incertidumbre sobre el destino real de la información, el debate sobre hasta dónde vale la pena entregar lo más único que tenemos —nuestra identidad— apenas comienza.
Por: Said Armenta y Redacción EL PILÓN.
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