Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 13, 2025 - 10:24 pm
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El pasado domingo 10 de agosto, la ciudad de Valledupar fue escenario de la aplicación de las pruebas Saber 11 calendario A, un examen nacional estandarizado en el que más de 5.400 estudiantes de colegios oficiales, privados y una universidad pública participaron, según datos recogidos en el reporte original y en El Pilón. Sin embargo, no todos los inscritos lograron presentar la evaluación. Entre los ausentes se encontraba Isaac Matías Romero, alumno de 11° grado del Colegio Gimnasio del Norte, cuya historia refleja las barreras invisibles que enfrentan los estudiantes con condiciones médicas especiales en el sistema educativo colombiano.

Isaac, de 17 años, padece una complicada afección derivada de un quiste pilonidal, una lesión localizada en la región interglútea. Pese a haber sido intervenido quirúrgicamente, la complicación de una infección hospitalaria impidió su correcta cicatrización, lo que le dificulta completamente la posibilidad de sentarse. Como resultado, todas sus actividades diarias, incluida la educación, las realiza de pie, arrodillado, o más comúnmente, acostado boca abajo en su casa, según relató su madre, Cristina Isabel de la Hoz, psicóloga educativa que lo acompaña en este proceso. Esta estricta restricción médica le imposibilitó afrontar las duras condiciones del examen: jornadas de más de cuatro horas sentado, que comprometerían aún más su salud.

La situación de Isaac no sólo evidencia un caso particular, sino que visibiliza una problemática generalizada relacionada con el acceso y la equidad en la evaluación educativa. La prueba Saber 11, diseñada por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Calidad de la Educación (Icfes), exige a los estudiantes rendir durante aproximadamente nueve horas, divididas en dos sesiones, con la obligación de permanecer sentados. Muchos consideran estas condiciones agotadoras, y, como destaca el propio Isaac, la evaluación es crucial para ingresar a la universidad y acceder a becas, aspiraciones que, temporalmente, se ven truncadas por su situación clínica.

Frente a esta realidad, el Icfes argumentó que no es posible tomar la prueba de pie, dada la extensión y el rigor de la misma, recomendando a Isaac posponer su participación hasta marzo de 2026 con la esperanza de que mejore su estado de salud. Experiencias internacionales, como la de México, demuestran que existen alternativas y ajustes razonables en el formato de aplicación de exámenes nacionales para estudiantes con necesidades especiales, amparadas en dictámenes médicos y marcos normativos como los de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que aseguran el derecho pleno a la educación inclusiva.

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Según la UNESCO, en su Informe Mundial sobre la Inclusión Educativa de 2020, adaptar los procesos evaluativos es un paso fundamental para no vulnerar los derechos de los estudiantes con condiciones crónicas o discapacidades. En Colombia, aunque el Ministerio de Educación Nacional gestiona estrategias de atención a la diversidad, la ausencia de protocolos claros en pruebas como Saber 11 expone vacíos en la respuesta institucional a estos retos. El caso de Isaac revela, además, la importancia del apoyo psicopedagógico y familiar, que si bien es fundamental, no puede sustituir las reformas estructurales que garanticen justicia educativa y equidad.

Ante la creciente presencia de estudiantes con condiciones médicas específicas, la historia de Isaac llama la atención sobre la urgencia de revaluar y actualizar los procedimientos de evaluación en el país, asegurando su adaptación para todos. Solo así, la educación en Colombia logrará ser verdaderamente inclusiva y respetuosa de las diferencias humanas, permitiendo que jóvenes como Isaac no vean limitadas sus opciones de futuro únicamente por una condición de salud sobrevenida.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué alternativas existen actualmente en Colombia para la evaluación de estudiantes con condiciones médicas especiales?

Esta pregunta surge de la preocupación de familiares y docentes frente a la escasez de protocolos claros para la adaptación de exámenes oficiales a las necesidades de alumnos con discapacidades o enfermedades crónicas. El Ministerio de Educación Nacional promueve desde 2024 un Plan Nacional de Educación Inclusiva, pero aún persisten vacíos en la reglamentación específica de evaluaciones como Saber 11. El caso de Isaac evidencia la necesidad urgente de una normatividad flexible, pues su experiencia revela que las adaptaciones individuales dependen en exceso del criterio de las instituciones y no de una política consolidada. El abordaje de este tema sigue siendo objeto de debate y desarrollo en el país.

Dicha pregunta es relevante porque ayuda a dimensionar cómo la legislación y las prácticas educativas nacionales abordan la equidad para quienes, por motivos de salud, no pueden cumplir los estándares físicos de las pruebas. Responderla implica revisar no solo los derechos legales, sino también las herramientas de apoyo y seguimiento disponibles para estudiantes y familias, lo que impacta directamente en la cobertura y calidad de la educación inclusiva en Colombia.

¿En qué consiste un quiste pilonidal y cómo afecta la vida diaria de quienes lo padecen?

El término "quiste pilonidal" aparece como el centro médico de la historia de Isaac, pero puede resultar desconocido para muchos lectores. Se trata de una acumulación de tejido infectado a nivel de la región sacrococcígea, que puede formarse por causas diversas, y en los casos graves requiere intervención quirúrgica. La principal complicación, como se aprecia en el caso relatado, es la incapacidad para permanecer sentado debido al dolor y al riesgo de abrir la herida, lo que limita significativamente las actividades escolares, laborales y sociales de los afectados.

Esta pregunta es importante porque contribuye a la sensibilización sobre las implicaciones cotidianas de condiciones de salud poco visibles o comprendidas por la mayoría. Reconocer el alcance y los efectos de patologías como el quiste pilonidal permite humanizar los desafíos que enfrentan estudiantes como Isaac, y subraya la importancia de brindar acompañamiento médico, psicológico y educativo adecuado para que puedan continuar su proyecto de vida sin obstáculos añadidos por el sistema.

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