
A más de siete años de su fallecimiento, las ideas de Stephen Hawking continúan siendo una referencia clave para entender los desafíos del mundo moderno.
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El célebre astrofísico británico no solo revolucionó la ciencia con sus estudios sobre los agujeros negros y el origen del universo, sino que también se adelantó a su tiempo al prever los efectos que la inteligencia artificial (IA) tendría sobre la humanidad.
Hawking siempre reconoció el enorme potencial de la tecnología. En varias entrevistas y conferencias destacó que la inteligencia artificial podría mejorar la medicina, optimizar los procesos industriales y ampliar los límites del conocimiento científico.




Sin embargo, detrás de ese entusiasmo también había una voz de alerta. El científico advertía que, sin una adecuada regulación, los sistemas inteligentes podrían volverse incontrolables, causando consecuencias imprevisibles para la sociedad.
Una de sus principales preocupaciones giraba en torno al trabajo humano. Hawking preveía que la automatización y el aprendizaje automático transformarían el mercado laboral, reemplazando muchas ocupaciones tradicionales.

Aunque veía la posibilidad de crear nuevos empleos relacionados con la tecnología, insistía en que las sociedades debían prepararse para ese cambio y replantear sus políticas de formación y empleo.
Otro de los temas que más le inquietaba era la desigualdad. Según sus análisis, si los beneficios de la IA quedaban concentrados en pocas manos, el progreso tecnológico podría aumentar la brecha entre ricos y pobres.
Por ello, subrayaba la urgencia de pensar en mecanismos de redistribución y en un modelo económico que asegurara oportunidades equitativas en medio de la transformación digital.
Hawking también pidió atención a los riesgos de los sistemas autónomos, especialmente los vinculados con el ámbito militar. Para él, el desarrollo de armas inteligentes o de programas con capacidad de decisión propia representaba un peligro que debía ser contenido mediante acuerdos internacionales y normas éticas globales.
Hoy, en 2025, sus advertencias suenan más vigentes que nunca. La inteligencia artificial se ha vuelto omnipresente, influye en la economía, en la educación y hasta en las relaciones personales.
(Ver también: “Habría varios universos similares al nuestro”, dice la más reciente teoría de Hawking)
Mientras los gobiernos y las empresas buscan establecer límites y regulaciones, las palabras de Hawking recuerdan que el futuro dependerá, en gran medida, de la responsabilidad con que la humanidad decida usar su propia creación.
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