El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El reciente trabajo de un equipo de investigación de la Universidad de Colorado ha proporcionado hallazgos inquietantes al lograr revivir microorganismos atrapados en el permafrost durante miles de años. Estos microbios, algunos datados en hasta 40.000 años de antigüedad, fueron estudiados en entornos de laboratorio cuidadosamente controlados. Los científicos confirmaron que, al reactivarse tras milenios inactivos, estas bacterias son capaces de descomponer el carbono atrapado en el hielo y liberar gases como dióxido de carbono y metano, componentes conocidos por su contribución al calentamiento global. Este fenómeno, documentado por el propio equipo en palabras recogidas por medios como The New York Times, permite comprender de manera más clara la relación entre los procesos biológicos del permafrost y el aceleramiento del cambio climático.
El permafrost, entendido como una capa de suelo congelado que alcanza aproximadamente una cuarta parte del hemisferio norte, ha funcionado históricamente como una gigantesca cápsula del tiempo natural. En su interior conserva restos de mamuts, bisontes así como plantas y microorganismos que han permanecido en un estado latente por acciones del frío extremo. Según señalaron los investigadores, la reactivación no ocurre de inmediato con el deshielo; es después de cierto tiempo cuando las bacterias comienzan a reproducirse formando colonias activas, capaces de transformar el ambiente a nivel microscópico y, progresivamente, a mayor escala.
Para examinar este proceso, el equipo científico utilizó el Túnel de Permafrost del Ejército de Estados Unidos situado en Alaska. Allí, el grupo extrajo muestras de suelos donde se observaba la coexistencia de restos fósiles animales con capas de hielo oscuro. A continuación, expusieron estas muestras a temperaturas similares a un verano cálido de Alaska. Así, rastrearon la absorción de agua marcada con deuterio, un isótopo estable del hidrógeno, que permitió seguir el uso de agua en los procesos vitales de estos microbios revividos, esclareciendo los mecanismos biológicos de su reactivación.
Las implicaciones ambientales de estos avances científicos resultan profundas. Según el coautor del estudio, Sebastian Kopf, cuando el permafrost se derrite, existe el riesgo creciente de que parte del carbono almacenado escape a la atmósfera en forma de gases de efecto invernadero, intensificando el calentamiento global. Esta dinámica convierte el deshielo del permafrost en un posible factor amplificador del cambio climático contemporáneo, preocupando a la comunidad científica y a los responsables de políticas públicas.




Frente a estos desafíos, la investigación insiste en la necesidad de fortalecer el monitoreo y la investigación del permafrost mediante la colaboración entre científicos, responsables políticos y comunidades locales. Herramientas como plataformas de datos abiertos y sistemas de vigilancia satelital cobran relevancia para rastrear alteraciones en estos ecosistemas congelados y anticipar posibles liberaciones de gases. Así, el estudio no solo representa una ventana al pasado glacial de la Tierra, sino también una advertencia urgente sobre el papel crucial del permafrost en el futuro clima del planeta.
¿Qué riesgos asociados existen si los microorganismos del permafrost se expanden más allá de su entorno original? - El temor sobre los posibles riesgos para la salud y el ambiente tras la liberación de estos microorganismos es una inquietud creciente entre científicos y responsables públicos. En el contexto del estudio, las bacterias revividas actúan principalmente descomponiendo carbono antiguo, pero su comportamiento fuera de entornos controlados podría variar, poniendo en cuestión si afectarían otros ecosistemas o interactuarían con organismos actuales. Esta pregunta es relevante toda vez que el cambio climático acelera la liberación de suelos históricamente sellados por el frío.
La relevancia de indagar sobre los riesgos a la salud pública y al equilibrio ecológico radica en que, históricamente, el aislamiento del permafrost preservó estos microorganismos fuera del alcance de la vida moderna. Su liberación plantea incógnitas sobre la seguridad biológica regional y global, subrayando la importancia de investigaciones adicionales y vigilancia constante de las áreas afectadas por el deshielo.
¿Por qué el metano y el dióxido de carbono emitidos por el permafrost agravan el cambio climático? - Esta pregunta adquiere importancia ya que ambos gases, liberados por la actividad microbiana tras el deshielo, son conocidos por potenciar el efecto invernadero. El metano, en particular, tiene un impacto muy superior al dióxido de carbono en términos de calentamiento a corto plazo, aunque su presencia en la atmósfera es menos duradera.
El contexto del estudio recalca que a medida que el permafrost libera estos gases, el calentamiento global puede acelerarse aún más. Ello genera una retroalimentación peligrosa, al aumentar el deshielo y perpetuar la liberación de gases, subrayando la urgencia de estrategias de monitoreo y mitigación para abordar estos cambios antes de que los procesos se tornen irreversibles.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO