El Premio Nobel, considerado el máximo reconocimiento mundial a los avances en ciencia, literatura y la paz, actúa también como un espejo de las tensiones y dilemas presentes en la comunidad científica y en la sociedad. En la edición de 2025, el galardón en Medicina o Fisiología fue otorgado a Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi por sus hallazgos sobre la tolerancia inmunológica periférica. Este mecanismo crucial previene que el sistema inmune ataque al propio organismo, un conocimiento esencial para entender y tratar enfermedades autoinmunes como el lupus y la esclerosis múltiple, según los resultados publicados originalmente y citados por expertos del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El desarrollo de esta investigación se remonta a la década de 1990, cuando Sakaguchi identificó las células T reguladoras CD4⁺CD25⁺. Estas células actúan como un freno para el sistema inmune, previniendo respuestas autodestructivas. Posteriormente, las aportaciones de Brunkow y Ramsdell llevaron al descubrimiento del gen FOXP3, clave para el desarrollo y correcto funcionamiento de estas células. José Luis Maravillas, especialista en inmunología, destaca que este avance ha cambiado la comprensión sobre cómo se educa el sistema inmune, demostrando que la tolerancia se mantiene no solo en el órgano llamado timo, sino también de forma activa en los tejidos periféricos para proteger al organismo de inflamaciones crónicas.
A pesar de su papel protector, las células T reguladoras presentan desafíos; su capacidad para suprimir respuestas inmunes puede permitir que ciertos tumores malignos escapen del control inmunitario, como señalan estudios en la revista Nature Reviews Immunology (2023). Esta paradoja ha impulsado investigaciones para emplear la manipulación de estas células en el tratamiento de enfermedades autoinmunes y como apoyo en nuevas inmunoterapias oncológicas.
En la categoría de Física, el Nobel reconoció a John Clarke, Michel H. Devoret y John M. Martinis por demostrar la existencia del túnel cuántico macroscópico y la cuantización en circuitos superconductores. Estos descubrimientos, iniciados en los años ochenta, han cimentado la base para desarrollos en tecnologías cuánticas aplicadas a la criptografía, las computadoras y sensores de alta precisión, como remarca la Real Academia Sueca de Ciencias. Reportes de agencias como EFE y Reuters subrayan la transformación profunda que estos avances anticipan en materia de seguridad informática y capacidades computacionales.




Por su parte, el Nobel de Química fue otorgado a Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M. Yaghi, quienes diseñaron estructuras metalorgánicas, conocidas como MOF. Estos materiales sobresalen por su habilidad para capturar dióxido de carbono, captar agua del aire en zonas áridas y remover contaminantes peligrosos. La Real Academia Sueca, junto con estudios del Instituto Fraunhofer y la Universidad de Harvard, respaldan la importancia global de los MOF para impulsar la remediación ambiental y ofrecer soluciones innovadoras frente a la crisis de agua y energía.
No obstante, el proceso de selección Nobel continúa bajo escrutinio por la limitada representación femenina, particularmente evidente en la última edición: solo una mujer fue premiada en Medicina y ninguna en Física o Química. Analistas de The Conversation y The Lancet señalan que alcanzar la equidad de género sigue siendo un reto latente. Por otro lado, el Nobel de la Paz se enfrenta igualmente a controversias en torno a la adecuación de las figuras nominadas y su impacto global, lo que genera incertidumbre respecto al futuro del premio y sus procedimientos.
En conjunto, estos reconocimientos no solo celebran logros excepcionales en ciencia, sino que evidencian los desafíos éticos y sociales que permean a las instituciones premiadas. El Premio Nobel sigue siendo una plataforma global para destacar la ciencia como motor de progreso, mientras apunta hacia las transformaciones necesarias en la academia y la sociedad contemporánea.
¿Cuál es la importancia del gen FOXP3 en la inmunología moderna?
El gen FOXP3 es esencial porque determina el desarrollo y la función de las células T reguladoras. Como mencionan los trabajos galardonados y diversos estudios citados por el Instituto de Biotecnología de la UNAM y la revista Nature Reviews Immunology, sin FOXP3 las células T no pueden ejercer su papel protector y evitar la autoinmunidad. Esto ha llevado a una redefinición del control inmunológico y al surgimiento de nuevas terapias para enfermedades autoinmunes y ciertos tipos de cáncer.
El entendimiento de este gen también permite a la comunidad científica crear estrategias más precisas para modular el sistema inmunitario según la enfermedad a tratar, lo cual representa una revolución tanto en la investigación biomédica como en la práctica clínica, aspecto resaltado en las fuentes originales.
¿Qué funciones tienen las estructuras metalorgánicas (MOF) y cómo contribuyen a la sustentabilidad?
Las estructuras metalorgánicas, conocidas como MOF, tienen la capacidad de capturar gases como el dióxido de carbono, almacenar agua incluso en ambientes áridos y remover sustancias tóxicas del entorno. Su estructura flexible e innovadora ha sido documentada por el Instituto Fraunhofer y la Universidad de Harvard, y valorada por la Real Academia Sueca.
Esta versatilidad convierte a los MOF en herramientas valiosas frente a los retos ambientales actuales, desde mitigar el cambio climático hasta proveer soluciones al acceso de agua y energía limpia, posicionándolos como materiales clave para la sustentabilidad según las investigaciones y reportes analizados en el artículo original.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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