Por: El Espectador

El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.

Este artículo fue curado por pulzo   Nov 25, 2025 - 11:06 am
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El cerdo tiene un lugar relevante en la historia de la alimentación humana. De acuerdo con El Espectador, su domesticación y posterior consumo surgieron en la ciudad de Anatolia, ubicada en la actual Turquía. Con el paso del tiempo, este animal fue llevado a distintas regiones, y su carne se transformó en un elemento fundamental de la dieta de diversas culturas. El arribo del cerdo al continente americano está fechado en 1493, durante el segundo viaje de Cristóbal Colón; desde entonces, su presencia se consolidó en la gastronomía local y continental.

Hoy en día, la carne de cerdo está considerada entre las más consumidas a nivel mundial, convirtiéndose en una protagonista tanto en preparaciones cotidianas como en platos tradicionales. Su oferta culinaria es particularmente amplia, pues puede encontrarse al horno, ahumada, a la brasa y en muchas otras variantes. Además, el cerdo es fuente de productos populares como la morcilla, el chorizo y el jamón, cada uno adoptado y adaptado según el país o la región. Pese a su aceptación generalizada, existen religiones como el judaísmo y el islamismo que prohíben el consumo de carne de cerdo, una condición que ha influenciado prácticas alimentarias y culturales durante siglos.

Respecto a los países productores, El Espectador indica que China encabeza la lista de quienes lideran este sector, aunque Francia e Italia también destacan por la calidad y variedad de sus productos porcinos. Estas naciones han desarrollado técnicas y recetas que reafirman su importancia en el comercio internacional y en la preservación de tradiciones culinarias.

En el ámbito doméstico, la preparación del cerdo puede iniciar con la empella, una capa de la piel con cierta cantidad de grasa. El método recomendado consiste en cortar la empella en trozos y colocarla a fuego bajo en una sartén para que suelte su grasa poco a poco. El momento adecuado para retirarla es cuando la empella adquiere un tono dorado. En ese punto, tras colarla, se obtiene tanto el chicharrón de empella como la manteca de cerdo, dos derivados ampliamente reconocidos en la cocina tradicional.

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Estos consejos sobre la manipulación y el aprovechamiento del cerdo revelan cómo cada parte puede ser utilizada en búsquedas culinarias. Incluso, El Espectador invita a quienes gusten de experimentar y crear nuevas recetas a compartir sus ideas gastronómicas a través de los correos electrónicos de Tatiana Gómez Fuentes y Edwin Bohórquez Aya. Este llamado sugiere que la cocina evoluciona constantemente y que el intercambio de propuestas enriquece las costumbres alimentarias.

¿Por qué algunas religiones prohíben el consumo de carne de cerdo?

Una de las inquietudes frecuentes que surgen en torno al consumo del cerdo está relacionada con su prohibición en ciertas religiones, como el judaísmo y el islamismo. Según lo consignado en el artículo de El Espectador, esta restricción tiene un trasfondo histórico y cultural que ha marcado la alimentación de millones de personas a lo largo de los siglos.

La relevancia de esta pregunta radica en que entender las costumbres y restricciones alimentarias permite comprender mejor la diversidad existente en torno a la carne de cerdo. Además, aclara por qué, a pesar de la amplia popularidad de este alimento, todavía existen sociedades en las que su consumo no forma parte de la práctica cotidiana.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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