El desgarrador anhelo de Martha Lucía López por reencontrarse con su hijo perdido representa la herida profunda que, desde hace cuarenta años, persiste en la memoria colectiva de Colombia. López fue una de las miles de madres que vieron desaparecer a sus seres queridos en la trágica noche de noviembre de 1985, cuando la erupción del volcán Nevado del Ruiz sepultó la próspera localidad de Armero, Tolima. Entre las más de 23.000 personas fallecidas de un total estimado de 25.000 habitantes, cientos de familias como la suya quedaron devastadas y hasta hoy siguen buscando respuestas sobre el paradero de sus hijos.
Según relata López en entrevista citada por la Agencia EFE, cada día se aferra a la esperanza de que su hijo Sergio, de apenas cuatro años al momento de la tragedia, continúe con vida en algún lugar. La incertidumbre ha marcado su vida desde aquella noche en la que la naturaleza cambió el destino de miles de familias para siempre. La erupción tomó a los habitantes por sorpresa: aunque escucharon advertencias en la radio sobre la actividad volcánica, la confusión y el pánico impidieron tomar medidas seguras. López, tras salir con su esposo a buscar ayuda, quedó separada de su hijo y nunca más volvió a verlo.
El después de la catástrofe estuvo marcado por la desinformación y la falta de coordinación estatal. Muchas familias, al igual que la de López, recorrieron hospitales, refugios y llamaron a medios de comunicación para obtener cualquier indicio de sus hijos desaparecidos. En medio del caos, algunos supervivientes, especialmente niños, terminaron en hogares desconocidos dentro y fuera del país. De acuerdo con datos recogidos por organizaciones ciudadanas, hay más de 500 casos de niños que posiblemente fueron adoptados en circunstancias poco claras, una cifra que el Estado ha evitado confirmar o investigar exhaustivamente, argumentando carencias de registros oficiales.
La fundación Armando Armero, liderada por el periodista cultural Francisco González, se ha dedicado a reconstruir la memoria de Armero y a acompañar la búsqueda de las familias. Según González, la negligencia, las adopciones ilegales y las desapariciones constituyen una de las mayores cicatrices de la comunidad. El trabajo de la fundación ha permitido identificar a familias de desaparecidos que actualmente residen en países como Canadá, Suecia, España y Estados Unidos. La organización mantiene la esperanza de que cada niño adoptado irregularmente pueda reencontrarse algún día con sus orígenes.
El Estado colombiano, que carecía entonces de un sistema efectivo de emergencias y protocolos para situaciones de desastres, tampoco contaba con métodos científicos como las pruebas de ADN, necesarias para identificar y reunir a las familias. Estudios documentados por el periodista Mario Villalobos en su libro ‘Armero 40 años 40 historias’ han evidenciado múltiples fallas en la gestión de la crisis, como la separación de niños y padres por decisión de las autoridades. Además, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ofreció ayuda técnica para monitorear el volcán, pero, como resalta Villalobos, el gobierno colombiano no respondió a tiempo.
Hoy, la genética representa una esperanza tangible para quienes siguen buscando a sus familiares. El laboratorio dirigido por el genetista Juan José Yunis Londoño colabora con la Fundación Armando Armero ofreciendo pruebas de ADN gratuitas, y aunque hasta la fecha solo se han logrado cuatro reencuentros de familias dispersas, la investigación continúa. Martha Lucía López, desde Bogotá y junto a sus otros dos hijos, mantiene el anhelo de abrazar a Sergio y que los niños perdidos de Armero sepan que sus madres nunca los han dejado de esperar, sin importar cuántos años hayan pasado.
¿Qué significa una adopción irregular y por qué es relevante en el contexto de la tragedia de Armero?
Una adopción irregular ocurre cuando los procedimientos legales para la entrega de un niño a otra familia presentan anomalías, como ausencia de documentos oficiales, falta de consentimiento de los familiares o trámites realizados en tiempos inusualmente cortos. En el contexto de la tragedia de Armero, este tema cobra especial importancia ya que muchas familias denuncian que sus hijos desaparecidos pudieron haber sido entregados en adopción sin garantías legales, tanto en Colombia como en el extranjero.
La relevancia de esclarecer estas adopciones radica en el derecho de los desaparecidos y sus familiares a conocer la verdad sobre lo ocurrido. La reconstrucción de los lazos familiares afectados por el desastre y el reconocimiento de posibles negligencias son pasos fundamentales para la reparación histórica y la sanación colectiva de las heridas abiertas por la tragedia.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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