Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 16, 2025 - 5:57 am
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El secuestro de Óscar Eduardo Jordan Camacho, abogado encargado del programa de representación de víctimas del circuito de Santander de Quilichao, en Caloto, Cauca, ha generado una fuerte preocupación entre las organizaciones que velan por la defensa de los derechos humanos en Colombia. La Defensoría del Pueblo, entidad que denunció el caso, alertó sobre la gravedad de este hecho, ya que excede la afectación individual e involucra la integridad y la libertad de un defensor de derechos en una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado. Este acto se considera una violación directa al Derecho Internacional Humanitario, al dirigirse específicamente contra quienes procuran hacer justicia y velar por los derechos de la ciudadanía en zonas críticamente expuestas a la violencia.

El departamento del Cauca ha sido uno de los lugares más afectados por la persistencia de ataques de grupos armados ilegales, particularmente por disidencias de las FARC y otras organizaciones criminales. Dichos grupos, en la búsqueda de control territorial, hacen uso de la violencia para infundir miedo y restringir el accionar tanto del Estado como de la sociedad civil. El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), en sus reportes de 2025, ha identificado un alarmante incremento de homicidios, secuestros y ataques a infraestructura oficial y líderes sociales en esta región. Estas situaciones debilitan la estabilidad regional y la seguridad de quienes trabajan en defensa de los derechos fundamentales.

La situación de Jordan Camacho ilustra un fenómeno más amplio advertido por Human Rights Watch: los abogados de víctimas suelen ser blanco de constantes amenazas, lo que limita su papel fundamental dentro de los procesos judiciales. Estas violencias erosionan la posibilidad de reparación, verdad y justicia para las víctimas, incrementando la sensación de impunidad y obstaculizando los avances alcanzados en materia de restitución y derechos humanos, según lo destacado en su informe 2024 sobre Colombia.

Ante esta coyuntura, la Defensoría del Pueblo reiteró su exigencia de liberación inmediata de Jordan Camacho y denunció que el secuestro no solo incrementa el sufrimiento de las víctimas directas, sino que representa una carga adicional para la comunidad afectada. La entidad también recordó la obligación del Estado colombiano de crear condiciones efectivas de seguridad para todos los servidores públicos en zonas de conflicto, enfatizando la importancia de mantener la tutela de los derechos fundamentales a pesar de los riesgos persistentes.

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El trasfondo sociopolítico en Cauca se caracteriza por factores históricos como el prolongado accionar de grupos armados ilegales, los enfrentamientos derivados de la disputa por tierras y la exclusión social de sectores vulnerables. Según la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), tras el acuerdo de paz de 2016, las disidencias de las FARC han continuado operando en la región, desafiando la autoridad estatal y afectando los procesos de pacificación y estabilización territorial.

Organizaciones como El Espectador han señalado que los ataques contra abogados de víctimas impactan negativamente la gobernabilidad y minan la confianza ciudadana en el sistema judicial. Estos actos de violencia, además, envían un mensaje intimidante a quienes buscan acompañar a las comunidades afectadas, socavando la esperanza de acceso efectivo a la justicia. De igual modo, organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han hecho llamados reiterados a Colombia para reforzar la protección de defensores de derechos humanos en contextos conflictivos y garantizar que los crímenes contra ellos sean investigados de manera exhaustiva.

Así, el secuestro del abogado Jordan Camacho evidencia una crisis sostenida y multicausal que demanda respuestas articuladas entre el Estado, la sociedad civil y las organizaciones internacionales. Para avanzar hacia una paz real y duradera, es imprescindible asegurar la integridad de quienes, como Jordan, representan a las víctimas y simbolizan la resistencia frente a la injusticia y la impunidad en regiones gravemente afectadas por la violencia armada.

¿Qué medidas de protección existen actualmente para defensores de derechos humanos en regiones afectadas por el conflicto armado? Las garantías de seguridad para quienes defienden los derechos humanos en zonas de conflicto han sido un tema central en Colombia, especialmente tras la firma del acuerdo de paz de 2016. Diversos mecanismos, como esquemas de protección estatal y acompañamiento por parte de organizaciones de la sociedad civil, buscan salvaguardar la vida e integridad de estas personas. Sin embargo, la eficacia de esas medidas ha sido limitada ante la persistente presencia de grupos armados ilegales y el elevado nivel de amenaza que enfrentan los servidores públicos en departamentos como Cauca. Por ello, la Defensoría del Pueblo y organismos internacionales han insistido en la necesidad de fortalecer tanto la reacción estatal como los enfoques preventivos, ampliando la cooperación interinstitucional y ajustando los protocolos según las realidades locales. Esto subraya el desafío de proteger a quienes ejercen funciones clave en la construcción de paz y justicia en medio de contextos frágiles y adversos.

¿En qué consiste el programa de representación de víctimas en Colombia? El programa de representación de víctimas está orientado a garantizar la participación efectiva de quienes han sufrido violaciones de derechos humanos en los procesos judiciales y administrativos, facilitando que accedan a mecanismos de verdad, justicia y reparación. Estos programas suelen contar con abogados especializados que acompañan a las víctimas en sus demandas ante instancias como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y en procesos penales ordinarios, asegurando que sus voces sean escuchadas y sus derechos protegidos. En zonas como Cauca, la labor de estos representantes se vuelve especialmente compleja debido a las amenazas y hostigamientos por parte de grupos armados ilegales, que buscan obstruir las acciones que permitan esclarecer responsabilidades, establecer la verdad y avanzar en la reparación integral de los afectados por el conflicto armado.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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