Cuatro décadas después de la tragedia que cambió para siempre a Armero, Tolima, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) da un paso histórico al entregar públicamente el libro rojo, un documento que recopila información sobre los niños y niñas que sobrevivieron a la avalancha causada por la erupción del Nevado del Ruiz el 13 de noviembre de 1985.
El libro rojo, llamado así por el color de su pasta, se convirtió en un registro vital para la memoria de la tragedia y para las familias que durante años buscaron a sus hijos, sobrinos o hermanos desaparecidos. Contiene nombres, apellidos, fotografías, registros de adopciones y detalles sobre el paradero de los menores rescatados y puestos bajo la protección del ICBF. Consta de 179 registros, 44 fotografías y más de 240 folios, y representa un esfuerzo único de preservación histórica y reparación simbólica de un dolor colectivo.
El proceso de recuperación del libro rojo se enmarca en la conmemoración de los 40 años de la tragedia de Armero, y forma parte de un esfuerzo integral que incluye recolección de testimonios, revisión de archivos de prensa y entrevistas a sobrevivientes. Más que un archivo, el documento simboliza la verdad, la memoria y la reparación histórica, recordando al país la magnitud de la catástrofe y el impacto sobre la niñez.
Cuál es el origen del libro rojo del ICBF
Tras la catástrofe, cientos de niños quedaron huérfanos o fueron separados de sus familias. En medio del caos, el ICBF asumió la labor de documentar a los menores, creando un archivo que permitiera rastrear su identidad y facilitar la reunificación con familiares. Sin embargo, debido al desorden de los rescates y a la intervención de entidades externas, muchas historias quedaron incompletas o desconocidas, y el destino de numerosos menores sigue siendo un misterio.
El libro rojo no es un catálogo de venta de menores, como algunas versiones sugerían, sino un compendio de registros, fotografías y actas a mano, cuyo objetivo principal fue y sigue siendo la reunificación familiar. Así lo aclara el investigador Mario Villalobos Osorio, autor de “Armero: 40 años, 40 historias”, quien destaca que se trata de una memoria viva de la niñez afectada por la tragedia.
#ElCalentao ☀️”No hay rastro de cómo salieron esos niños del país. Se creó un mito grandísimo alrededor del libro rojo que se creía que era un catálogo de venta de niños pero hoy se exhibe públicamente”, Mario Villalobos Osorio, autor del libro “Armero: 40 años, 40 historias”,… pic.twitter.com/UZYyu8RcA3
En un acto simbólico realizado recientemente en Armero Guayabal, la subdirectora del ICBF, Adriana Velásquez, destacó que la entrega del libro rojo representa la superación de un silencio histórico. “Hemos tenido una jornada muy emotiva que impacta desde el punto de vista humano. Nos encontramos con seis sobrevivientes, todas mujeres, 40 años después, y las invitamos para que fueran testigos de honor de la entrega simbólica”, explicó Velásquez.
El documento fue trasladado desde la Regional Tolima hasta la Sede Nacional en Bogotá, donde se le realizaron los primeros auxilios documentales y un tratamiento químico para su conservación. La siguiente etapa será su digitalización, proceso que permitirá abrirlo al público y garantizar su preservación a largo plazo. Este trabajo incluye la revisión de registros en notarías y la Registraduría, dada la complejidad legal de las adopciones y los protocolos de la época.
Qué dice el ICBF sobre el libro rojo
El ICBF recalca que la recuperación del libro rojo no es solo un acto administrativo, sino un gesto de reparación simbólica. Astrid Cáceres, directora de la entidad, explicó que el archivo contiene información detallada sobre los niños: a dónde llegaron, nombres de quienes los recibieron y entregaron, fotos y actas. Cada registro representa un esfuerzo por reconstruir la memoria de las familias afectadas y honrar la dignidad de los menores que sobrevivieron a la tragedia.
Aunque el libro solo recoge información de aproximadamente 170 niños, principalmente trasladados a Ibagué, su apertura constituye un avance significativo para las familias armeritas que han pasado décadas buscando respuestas sobre sus seres queridos. La digitalización y restauración del archivo permitirá no solo preservar la memoria histórica, sino también ofrecer un recurso tangible para quienes aún buscan reunirse con sus familiares.
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