La revista señala que al momento de su extradición el capo tenía dos estrategias en marcha para tratar de evitar salir del país. La principal se basaba en impedir que se ejecutara la orden llenando los tribunales de recursos jurídicos como el que había mantenido suspendido el trámite hasta la mañana del mismo miércoles. Ese día, el Consejo de Estado negó la medida cautelar, lo que el presidente Iván Duque aprovechó para firmar su envío a Estados Unidos de manera inmediata.

El medio señala que ya había interpuesto 87 derechos de petición y 8 tutelas. Incluso menciona que en el mismo momento en el que era entregado a la DEA, ante la sala civil de la Corte Suprema de Justicia una mujer interpuso una tutela que podía haber frenado todo.

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Sin embargo, esa marejada de recursos no solo sería autoría de su defensa. Semana da a entender que Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, también buscaría promover una suerte de tutelatón por parte de sus propias víctimas, con el fin de que se acumularan más trabas a la extradición y que llegaran incluso a la Corte Constitucional, donde se tardarían un buen tiempo en ser analizadas.

La idea de usar a las víctimas era posando como único poseedor de la verdad, haciendo falsas promesas de reparación y manipulando su desesperación para evitar su comparecencia ante la justicia norteamericana. También buscaba victimizarse él mismo, mostrándose como agredido por quienes lo custodiaban, o emprendiendo campañas mediáticas para lavar su imagen.

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En últimas, el capo buscaba que todo se alargara tanto que pudiera negociar un acuerdo con el nuevo presidente, proponiendo incluso el sometimiento a la justicia de otros cabecillas del Clan del golfo. Esto viendo que algunos, como Gustavo Petro, dijeron alguna vez que preferían que se sometiera a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) antes que enviarlo a Estados Unidos.

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Con el paso del tiempo, lo que ‘Otoniel’ esperaba es que en medio de esas elucubraciones se dieran las condiciones para poner en marcha su vieja estrategia de buscar un traslado a otro centro penitenciario o a un centro médico, para lo cual ya habría comenzado a alegar quebrantos de salud, soñando con poder escapar en el recorrido o ya estando ese otro destino.

Pero incluso permaneciendo en los calabozos de la Dijín, desde donde fue llevado el miércoles pasado a la base de Catam para tomar un avión a Estados Unidos, el magazín dice que sus lugartenientes ya habrían estado buscando comprar propiedades aledañas desde donde pudieran tratar de aproximarse a él o planear atentados en las cercanías para propiciar su fuga.