
Tal y como lo mencionó su hermana Darlin Arrieta, el cirujano plástico Edwin Arrieta Arteaga era quien velaba por sus padres, dos adultos mayores que residen en el municipio de Lorica (Córdoba), su pueblo natal, y que se encuentran golpeados por el desenlace que tuvo su hijo en su visita a la isla de Koh Phangan, Tailandia.
(Vea también: Repatriar su cuerpo y otros tres pilares de la defensa de familia del médico Edwin Arrieta)
Leobaldo Arrieta, progenitor del cirujano plástico, expresó su tristeza por lo acontecido con su ser querido, lamentando que le hayan quitado la vida a la persona que los sostenía, tanto en lo emocional como en lo económico.
“Que me lo trajeran aquí, aunque sea un pedacito de mi hijo”, mencionó el diario Diez Minutos sobre el deseo del adulto mayor que, al igual que sus otros parientes, busca que repatríen el cuerpo de su familiar para darle cristiana sepultura.
Por otro lado, el hombre de avanzada edad describió a su hijo como una persona noble, a quien todo el mundo quería, y gozaba de gran reputación por su profesión y respeto hacia sus pacientes.
”Que se haga justicia, solamente creo en Dios. Dios me va a acompañar”, fueron sus palabras que coinciden con las del abogado que los representa, quien afirmó que la familia Arrieta Arteaga no buscaba pena de muerte para el asesino de su hijo, sino una condena ejemplar.




Cabe mencionar que los familiares de Edwin Arrieta Arteaga comenzaron a sospechar que algo malo le había ocurrido al médico cuando notaron que él no contestaba las llamadas ni mensajes a celular.
“Siempre se comunica por WhatsApp, se veía que le llegaban y no me respondía”, concluyó el padre del cirujano hallado sin vida en un basurero de la isla perteneciente al continente asiático.
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