
Nórida Rodríguez decidió contar este caso porque, asegura, es “muy triste lo que está pasando con la salud mental en Colombia”. El más reciente informe del Concejo de Bogotá señala que en los últimos cinco años se han cerca de 16.000 casos de personas que atentaron contra su vida.
(Vea también: quién era el esposo actor de Nórida Rodríguez, que murió hace unos años)
En esta oportunidad, la actriz contó una historia que sucedió “hace dos días”. “Una de las personas de seguridad de mi edificio, bajó al sótano y allí se pegó un tiro con el arma de dotación. Tenía 26 años, era jovial y amable. Tenía unos enormes ojos negros, se llamaba Jan. Todos estamos consternados en el edificio con este terrible suceso”, escribió Nórida Rodríguez.
El hecho había pasado desapercibido para la opinión pública, pero con el relato de Nórida Rodríguez, se destapan varias preguntas frente a lo sucedido esta semana.




De hecho, la actriz y exgerente de RTVC reflexionó al respecto: “¿Cuánto sufrimiento habrá albergado su corazón para haber tomado esa decisión?”. Este fue su mensaje:
Muy triste lo que está pasando con la salud mental en Colombia. Hace dos días una de las personas de seguridad de mi edificio, bajó al sótano y allí se pegó un tiro con el arma de dotación. Tenía 26 años, era jovial y amable. Tenía unos enormes ojos negros, se llamaba Jan. Todos…
— Nórida Rodríguez (@Noridaoficial) September 19, 2025
Desde que fue gerente de RTVC, cargo que dejó en medio de polémicas, Nórida ha tenido bloqueados los comentarios, pero son cientos de personas las que han replicada su publicación y más de mil le han dado me gusta.
Este caso, tal como lo expresó la actriz, deja en evidencia la situación mental de la ciudadanía en Colombia. Aunque siempre han existido hechos de esta índole, diferentes expertos han señalado que el auge de las redes sociales ha incrementado este tipo de hechos en todos los países.
Diversos estudios de universidades en Estados Unidos y Europa han encontrado un vínculo directo entre el uso excesivo de aplicaciones de redes sociales y el aumento de conductas autodestructivas, especialmente en adolescentes. La presión social, sumada a la rapidez con la que circulan comentarios ofensivos, puede ser devastadora para quienes atraviesan etapas de vulnerabilidad emocional.
Ante este panorama, varios gobiernos y organizaciones no gubernamentales han empezado a tomar medidas. En Reino Unido, por ejemplo, se discute una ley que obligaría a las plataformas a eliminar de inmediato el contenido que incentive comportamientos de riesgo. En América Latina, algunos países han creado líneas de ayuda que funcionan a través de WhatsApp o Facebook Messenger, buscando llegar a los adolescentes en los mismos espacios donde navegan. No obstante, expertos advierten que la solución no depende únicamente de las empresas tecnológicas ni de las autoridades. La familia y la escuela cumplen un papel central en la prevención, brindando herramientas emocionales y fomentando una comunicación abierta. El desafío es mayúsculo: se trata de contrarrestar una cultura digital que, en ocasiones, promueve la idealización de la tristeza y la desesperanza, y que puede terminar empujando a quienes más lo necesitan hacia decisiones irreversibles.
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