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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 12, 2025 - 9:45 pm
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La muerte de Rojas Montán en Sabaneta, Antioquia, durante un intento de fuga en el marco de una captura internacional, ha expuesto una vez más la compleja lucha contra el crimen organizado en América Latina. Este suceso, lejos de ser un evento aislado, revela los difíciles entramados judiciales y migratorios asociados con el Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más peligrosas y sofisticadas del continente suramericano. De acuerdo con información de las autoridades colombianas, Rojas Montán era uno de los cabecillas de la red logística de este grupo criminal en Antioquia y su fallecimiento durante la operación dejó un vacío significativo en la investigación.

El Tren de Aragua surgió en Venezuela y, conforme a datos oficiales, ha extendido su presencia a Chile, Colombia, Perú y Ecuador. Esta expansión no solo refleja la creciente movilidad de las bandas trasnacionales sino también su capacidad para aprovechar debilidades en los sistemas judiciales y migratorios de la región. La fuga de Rojas Montán en Chile en 2024 y su posterior intento de evadir a la justicia en Colombia, destacan la facilidad con la que estos grupos pueden sortear a las autoridades, apelando además a la corrupción y a la falta de coordinación entre países.

Según un reciente análisis de la Fundación Ideas para la Paz, la efectividad de la cooperación internacional y la extradición en América Latina es limitada. Documentos consultados muestran que la lentitud y las ineficacias en estos mecanismos suelen traducirse en impunidad. El fallecimiento de Rojas Montán, por tanto, no solo privó al sistema judicial chileno de procesar a un objetivo central, sino que reitera los retos estructurales aún no resueltos, una cuestión señalada también por la Fiscalía General de la Nación de Colombia y por la investigación de la Policía Nacional.

La prensa internacional, como lo reportó el diario chileno La Tercera en mayo de 2024, ha dado cuenta de la diversificación de las actividades criminales del Tren de Aragua, incluyendo narcotráfico y trata de personas, así como de la facilidad con la que la organización se mimetiza entre la migración venezolana. De acuerdo con The Washington Post, el crecimiento del tren de Aragua es uno de los más acelerados en la región, situación posibilitada por la sofisticación de su estructura y el flujo de recursos ilícitos.

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Entrevistas a expertos, como el profesor Francisco Gutiérrez de la Universidad Nacional de Colombia, aportan matices a la interpretación del fenómeno. La neutralización o muerte de cabecillas rara vez desmantela estas estructuras, que se caracterizan por su capacidad de adaptación y su habilidad para aprovechar vacíos institucionales. Además, la desaparición de figuras relevantes como Rojas Montán puede limitar la posibilidad de desenredar vínculos con sectores de complicidad pública o privada, lo que convierte estos ‘golpes’ en victorias parciales.

En síntesis, la tragedia en Sabaneta refleja tanto los éxitos episódicos de la cooperación policial como los persistentes desafíos que enfrenta la justicia regional ante el crimen transnacional. La operación, aunque significativa, no resuelve las profundas causas estructurales —impunidad, corrupción, debilidad institucional— que alimentan la reproducción y el fortalecimiento de estas redes. Según concluye el Observatorio Venezolano de Violencia, una respuesta efectiva exige políticas integrales y mayor compromiso estatal, lejos de celebraciones superficiales ante cada operativo exitoso.

¿Cómo se estructura el Tren de Aragua en los países donde opera? La estructura jerárquica y transnacional del Tren de Aragua ha sido identificada como uno de los factores clave para su rápida expansión y versatilidad. De acuerdo con investigaciones de la Fiscalía General de la Nación y reportajes de prensa regional, la organización opera mediante células en diferentes países, lo que permite que siga funcionando incluso cuando sus cabecillas son capturados o neutralizados. Cada célula maneja negocios ilícitos específicos según la oportunidad del entorno, como extorsión, trata de personas o narcotráfico, y mantienen comunicación constante con la base central en Venezuela.

Esta descentralización convierte al Tren de Aragua en una amenaza especialmente difícil de combatir por los sistemas de seguridad nacionales, que muchas veces carecen de mecanismos efectivos de cooperación internacional. Expertos consultados, como el profesor Francisco Gutiérrez, señalan que, debido a esta estructura flexible y adaptable, la organización puede regenerarse rápidamente y extender su influencia a nuevas áreas o sectores de actividad criminal.

¿Qué significa extradición en el contexto judicial latinoamericano? El término “extradición” hace referencia al proceso legal mediante el cual un Estado entrega a una persona acusada o condenada por delitos a otro país que la reclama para someterla a juicio o hacer cumplir una condena. Según análisis de la Fundación Ideas para la Paz y datos proporcionados por autoridades nacionales, el proceso de extradición en América Latina suele ser lento y enfrenta obstáculos de tipo político y burocrático.

En el caso del crimen organizado transnacional, como ilustró el intento de extradición de Rojas Montán, estas demoras pueden ser aprovechadas por los delincuentes para fugarse, reorganizarse o evitar la justicia, lo que refuerza las debilidades estructurales de la región para enfrentar redes delictivas que actúan más allá de las fronteras nacionales.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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