Escrito por:  Redacción Nación
Jul 29, 2025 - 7:51 am

El pasado 28 de julio, en un hecho sin precedentes en la historia colombiana, la jueza Sandra Heredia condenó al expresidente Álvaro Uribe por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal. Esta condena marca un hito porque es la primera vez que un expresidente es condenado penalmente en primera instancia por delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal.

La jueza determinó que Uribe actuó con conocimiento de causa y jugó un papel en la comisión de los delitos, ideando y promoviendo, a través de su abogado Diego Cadena, una estrategia para influir y manipular testigos, buscando así favorecer su defensa y perjudicar al congresista Iván Cepeda.

Tras este histórico fallo, la voz de Jaime Granados, abogado defensor de Álvaro Uribe, tomó una relevancia central. Granados, en entrevista con W Radio, subrayó de manera enfática que el equipo de defensa presentará la apelación ante el Tribunal Superior de Bogotá el próximo 11 de agosto. Para Granados, la decisión de la jueza Heredia contiene “graves errores de valoración probatoria y de interpretación jurídica” que, a su juicio, serán desmontados en la segunda instancia.

Insistió, además, en que existen elementos contundentes que la sentencia no valoró de manera adecuada, y que el tribunal tendrá la oportunidad de revisar punto por punto las actuaciones y pruebas presentadas por la defensa.

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En la entrevista, Granados recalcó: “Nadie está por encima de la ley, pero tampoco nadie está por debajo de la ley. El debido proceso, el derecho a la defensa y la presunción de inocencia se deben respetar para todos los ciudadanos, incluso para quienes han ocupado las más altas dignidades del Estado.” Con estas declaraciones, Granados envió un mensaje a la opinión pública y al sistema judicial, reiterando la confianza de la defensa en que la segunda instancia permitirá revertir el fallo de primera instancia.

Granados también enfatizó que la Fiscalía no logró probar de manera suficiente el delito de soborno simple y, por ello, Uribe fue absuelto de ese cargo. Subrayó que, para la defensa, los elementos que llevaron a la condena por fraude procesal y soborno en actuación penal son débiles y pueden ser refutados en el tribunal. Insistió en que la apelación estará fundamentada “en una análisis minucioso de los hechos, del derecho y de la aplicación de la jurisprudencia”, buscando demostrar la inocencia del expresidente.

Por otro lado, la Fiscalía solicitó la máxima pena prevista para estos delitos: hasta 9 años de prisión. Sin embargo, se ha señalado que Uribe podría cumplir su condena bajo arresto domiciliario dada su condición de exmandatario.

El caso de Uribe ha generado un intenso debate nacional e internacional y, desde el punto de vista jurídico, el proceso ahora se traslada al Tribunal Superior de Bogotá, donde tres magistrados revisarán la apelación presentada por Granados y su equipo, teniendo la última palabra sobre la validez de la condena.

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Aunque muchos creen que la defensa de Uribe buscará todas las instancias posibles para que el proceso prescriba, la realidad es que al tratarse de un hecho de tanta relevancia, el Tribunal Superior emitirá una decisión antes del 16 de octubre. De hecho, los 3 magistrados ya conocen el proceso y han tomado decisiones sobre él. Uno de ellos, Manuel Antonio Merchán, aceptó que las polémicas interceptaciones fueran llevadas al juicio.

¿Qué es y en qué consiste el recurso de apelación en Colombia?

El recurso de apelación es una herramienta legal (regulado por el Código de Procedimiento Penal (Ley 906 de 2004)) que permite a cualquiera de las partes en un proceso —como la Fiscalía, la defensa o la víctima— pedirle a un juez de nivel superior que revise una decisión tomada por otro juez. En palabras simples, es una manera de decir: “No estoy de acuerdo con lo que decidió este juez, quiero que otro lo revise y decida si fue justo o no.”

Este recurso se usa cuando alguien considera que la decisión de un juez fue equivocada, ya sea porque no valoró bien las pruebas, porque cometió un error en la interpretación de la ley, o porque afectó injustamente a alguna de las partes. La apelación debe sustentarse con razones claras, y no se trata simplemente de estar inconforme: hay que explicar por qué la decisión debe cambiarse. Una vez presentada, el caso lo estudia un juez o tribunal de segunda instancia, que tiene la última palabra sobre esa parte del proceso.

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