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La seguridad en San Andrés ha estado en el centro de la preocupación tanto para residentes como para turistas durante las festividades de Navidad. Reportes recientes de El Colombiano y SEMANA evidencian que la isla ha sido escenario de varios episodios que han contribuido a una atmósfera de temor e incertidumbre. En las últimas horas, se registró un asalto a plena luz del día donde tres hombres armados irrumpieron en un local comercial del barrio Rock Hole, intimidando a empleadas y transeúntes, y huyendo con el dinero de las cajas registradoras. Estos hechos, sumados a enfrentamientos en las calles, bloqueos viales y el incremento en intentos de agredir a la autoridad, reflejan el deterioro considerable del orden público.
Según reveló SEMANA, una semana después del asalto no se habían presentado avances claros en materia de capturas ni en procesos judiciales. Los habitantes resaltan que los hechos de violencia dejaron de ser aislados y ya afectan tanto a zonas turísticas como a los barrios residenciales. Existe una creciente inquietud por la presencia de grupos criminales relacionados con el Clan del Golfo y presuntos integrantes del cartel mexicano Jalisco Nueva Generación, lo que denota la gravedad de la situación de seguridad en el archipiélago.
La tensión se intensificó tras un operativo adelantado por la Policía Nacional el pasado 21 de diciembre, donde fue capturado un hombre identificado como alias Omiel, vinculado a la estructura criminal de La Casa de Madera El Rancho. El arresto derivó en varios días de bloqueos viales promovidos, según las autoridades, por el propio detenido y respaldados por algunos sectores de la comunidad. Las protestas paralizaron la movilidad en puntos estratégicos de la isla, dificultando la intervención de las fuerzas del orden.
Videos difundidos en redes sociales confirmaron intentos de la comunidad de desarmar a agentes policiales, así como la intervención de unidades antidisturbios que lograron despejar algunas vías bloqueadas, específicamente en el sector de San Luis. Este ambiente de tensión se ve agravado por el notable aumento de los homicidios: a corte de noviembre de 2025, se registraron 33 asesinatos, superando ampliamente los 25 del año anterior y marcando un incremento del 65% en comparación con el mismo periodo de 2024.
Entre tanto, pese a la compleja situación de seguridad, el flujo turístico se mantiene estable, con cerca de un millón de visitantes en el transcurso del año, según información de El Colombiano. Sin embargo, los testimonios de residentes señalan que el temor convive con la cotidianidad, exigiendo mayor presencia y efectividad de las autoridades para restablecer la paz en San Andrés. Las cifras y relatos presentan un dilema entre la imagen turística de la isla y las dificultades reales que enfrentan sus habitantes, cuyo llamado constante es el fortalecimiento de la seguridad y el control sobre actores criminales.
¿Qué impacto tienen las estructuras criminales en la vida cotidiana de los habitantes de San Andrés?
La presencia de organizaciones criminales señaladas en los reportes de El Colombiano y SEMANA, como el Clan del Golfo y presuntos miembros del cartel de Jalisco Nueva Generación, implica un riesgo considerable para la tranquilidad de los residentes. Estas estructuras, según las autoridades y testimonios recogidos, no solo impulsan actividades ilegales sino que también propician un clima de miedo y desconfianza, afectando desde actividades comerciales hasta la movilidad y el acceso a servicios básicos.
Esta situación se traduce en limitaciones para el desarrollo comunitario, pues la violencia y los bloqueos dificultan la vida cotidiana, restringen la libertad de movimiento y generan incertidumbre respecto al futuro de la isla. La necesidad de acciones más contundentes por parte de las autoridades, así como la denuncia y el respaldo de la ciudadanía, aparecen como elementos fundamentales para restaurar el orden público y asegurar que el atractivo turístico de San Andrés no se vea eclipsado por la inseguridad.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
¿Dónde queda el puente de cristal y el letrero más grande de Colombia?
En Manizales, el nuevo puente de cristal del Bulevar de Chipre se roba todas las miradas. Una obra moderna que conecta arte, turismo y sostenibilidad, con vistas de 360° al Eje Cafetero. Diseñado con pisos transparentes y zonas culturales, este espacio marca un nuevo comienzo para la ciudad, impulsando su economía y atrayendo viajeros de todo el país. También, y a solo unas horas de Bogotá, otro rincón conquista a los turistas: el pueblo con el letrero más grande de Colombia, famoso por su imponente “Cascada del Amor” en Macanal (Boyacá).
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