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El municipio de Salamina, en el departamento de Caldas, se vistió de fiesta en una jornada navideña que movilizó a decenas de habitantes. El evento principal fue un colorido desfile, repleto de música, comparsas y carteles, en el que las voces y la energía comunitaria resonaron por toda la ciudad. Este recorrido arrancó en la emblemática zona de La Galería, transitó por la carrera sexta y concluyó en el histórico parque de Bolívar, donde se instaló un escenario para la ceremonia de premiación. Según información de LA PATRIA, esta celebración sobresalió no solo por su ambiente festivo, sino también por reforzar los lazos de unión entre los salamineños.
La ocasión, dedicada a la premiación de los pesebres comunitarios, tiene más de una década de tradición local. Andrés Tamayo, coordinador de la actividad en nombre de la Administración Municipal de Salamina, destacó que el objetivo es fomentar la participación de los barrios y veredas en la confección de pesebres, símbolo de la temporada decembrina y punto de encuentro para la comunidad. Esta versión del evento contó, además, con el respaldo de entidades como Casa Cristal, la Policía Nacional y Armonía Estéreo, cuyos aportes logísticos y materiales fueron esenciales en el desarrollo de la jornada.
En total, se inscribieron dieciocho pesebres, tres de ellos desde las zonas rurales en las veredas Colorado, Cañaveral y La Divisa, mostrando que el entusiasmo trasciende el casco urbano. El corregimiento de San Félix también se sumó de forma creativa; allí, se reconocieron cuatro calles decoradas y, en colaboración con Casa Cristal, se repartieron cerdos como estímulo. Los barrios participantes incluyeron La Tolfa, San José, 20 de Julio, Palenque, El Carmen, Colorados, Obrero, Cañaveral, Calle Plana, La Paz, La Divisa y San Vicente, reflejando el alcance de la convocatoria y el sentido de pertenencia de los sectores.
Para asegurar una premiación significativa, se estableció que cada grupo inscrito recibiría un cerdo, materializando la visión del alcalde Manuel Fermín Giraldo Gutierrez de compartir la celebración navideña de manera colectiva. Otras donaciones provinieron de la Policía Nacional y el comercio local, que enriquecieron el evento con canastas de alimentos, kits de natillas y un aporte monetario de quinientos mil pesos, mientras que Casa Cristal entregó, además, aguardiente y cerdos adicionales. Cette red de apoyos permitió que el festejo tuviera un cierre memorable y que las comunidades sintieran el respaldo de las autoridades y empresarios.
Con iniciativas como esta, se evidencia cómo la Navidad en Salamina se transforma en una experiencia simbólica y participativa. Los pesebres no solo decoran el entorno, sino que también representan la creatividad, el esfuerzo colectivo y los valores compartidos de quienes allí residen. La integración entre barrios, veredas y organizaciones demuestra la fortaleza de las tradiciones y el deseo común de preservar el sentido comunitario a través de eventos genuinos y colaborativos.
¿Por qué la participación de las zonas rurales es relevante en celebraciones comunitarias como la de Salamina?
En el contexto de la premiación de pesebres en Salamina, la inscripción de sectores rurales como las veredas Colorado, Cañaveral y La Divisa cobró especial importancia. Esta inclusión refleja no solo la amplitud del evento, sino también el reconocimiento a la diversidad y a la relevancia de las tradiciones que perduran fuera del centro municipal.
Fortalecer la presencia de las zonas rurales en este tipo de celebraciones contribuye a la integración social y al intercambio de experiencias entre los distintos territorios. Así, se fomenta una identidad común y se construyen vínculos sólidos que sobrepasan las barreras geográficas, consolidando el sentido de pertenencia entre todos los habitantes del municipio.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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