Algunos de esos beneficios incluyen dos celulares iPhone que estaban en su camarote de la cárcel El Buen Pastor. Desde allí, Merlano enviaba audios “por WhatsApp con advertencias contundentes de que no se quedaría callada”, asegura Semana, que reveló mensajes a un diputado de Barranquilla como:
“¡Dígale a su jefe que me tiene que ayudar!”.
No obstante, algunas evidencias de la celda se perdieron porque una reclusa del penal aseguró que el compañero sentimental de Merlano “se llevó buena parte de las pertenencias de la excongresista en bolsas durante su última visita”.
Esta mujer sería la persona encargada de contestar el teléfono en la cárcel y vio diferentes movimientos extraños. Además, aseguró que habló con sus hijos la mañana del día que se fugó y habló con él sobre un pago a una guardiana y sobre la cuerda con la que se lanzó por la ventana.
Por eso, no son los únicos celulares analizados por la Fiscalía. Es más de una decena de equipos incautados en varios allanamientos después de la fuga, incluida la inspección en la residencia de la exsenadora y las viviendas de su hija, su odontólogo, y una en la que se habría ocultado tras el escape, indicó RCN Radio.
Todo esto, porque “al parecer, ella [la hija] fue la que coordinó la llegada del motorista. Además, en los videos quedó en evidencia que ingresó la ropa, los guantes de rapel y la soga. Y el hijo le entregó un celular que ella escondió en su brasier”, señaló El Tiempo.
Los testimonios de las reclusas, que fueron difundidos por la Fiscalía en la audiencia a la hija de Merlano, dejan constancia que ella llevaba mucho tiempo planeando su fuga y que las otras internas lo sabían y lo denunciaron pero nunca les prestaron atención por los beneficios que tenía la barranquillera en el penal.
Se ha denunciado también que recientemente se le había disminuido el esquema de seguridad que debía tener una reclusa de la importancia que ella tenía para esclarecer delitos y enlodar a poderosos en el país.
Incluso, Noticias Caracol aseguró hace unos días que además del privilegio de poder salir a hacerse el diseño de sonrisa, “entre otros tratamientos estéticos, tenía una celda exclusiva para ella –cuando las demás reclusas deben compartirla– y allí tenía nevera, baño propio y gozaba de libertad de movilización dentro del penal”.
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