Noticias de Manizales y Caldas: todo en actualidad, investigación, deportes, vías y noticias de la región en La Patria.
El Carnaval de los Derechos Humanos en Manizales se ha consolidado durante casi dos décadas como un espacio único para visibilizar y enseñar valores fundamentales en la sociedad. Con la participación de 52 instituciones educativas y sociales, este evento, más allá de una celebración, se sostiene como una estrategia pedagógica orientada a fortalecer la educación en derechos humanos desde la infancia. Su desarrollo año tras año evidencia el compromiso sostenido de la comunidad local por cultivar el respeto, la paz y la diversidad como principios esenciales de convivencia.
Según María Alejandra Herrera González, directora del Jardín Infantil Luces, es clave inculcar en los niños valores como el amor propio y el respeto, entendiendo la paz no solo como la ausencia de conflicto, sino como un derecho y deber fundamental fundamentado en la Constitución Política de Colombia de 1991. El objetivo pedagógico se refuerza en experiencias como la del Liceo Infantil Niños, cuya coordinadora académica, Lucenis Valencia Ospina, resalta la defensa de la diversidad cultural mediante una comparsa inspirada en las distintas tradiciones del país, lo cual consolida el valor de la diferencia como parte del aprendizaje para la convivencia social.
El personero municipal, Juan Pablo Osorio Gallo, enfatiza que el Carnaval representa mucho más que un desfile colorido; es la expresión de un proceso educativo profundo que integra diálogo, reflexión y prácticas colectivas de aprendizaje. Cada comparsa se construye a partir de meses de trabajo en torno a los derechos humanos, incentivando que los estudiantes sean protagonistas y garantes de un ambiente incluyente y respetuoso. Así, la defensa de los derechos humanos trasciende el acto simbólico al convertirse en una apuesta de transformación social, respaldada desde la institucionalidad y la participación estudiantil.
Los testimonios recogidos muestran que los estudiantes perciben el Carnaval como un escenario para impulsar la participación y combatir la discriminación. José Isaías Moreno Eckavaría argumenta la importancia de tener “voz y voto” desde la niñez, viendo en ello un camino hacia la justicia y la seguridad social; mientras que Sarita Muñoz Cardona recalca la urgencia de superar barreras como la raza, el género y las creencias, elementos esenciales para cimentar la equidad.




La apuesta pedagógica de Manizales está enmarcada por lineamientos nacionales e internacionales en materia de derechos humanos. Según la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ACNUDH), la formación de niños y jóvenes en estos valores es decisiva para fortalecer entornos pacíficos y democráticos. A nivel académico, estudios de la Universidad de los Andes sugieren que introducir la educación en derechos humanos de manera temprana impacta positivamente en la cohesión social y la equidad, elementos urgentes en la realidad colombiana.
El contexto local, atravesado por las secuelas del conflicto y múltiples desafíos sociales, encuentra en el Carnaval de los Derechos Humanos una respuesta articuladora, integrando el apoyo de figuras escolares y autoridades educativas. De esta forma, la ciudad apuesta por un proceso inclusivo donde la diversidad es reconocida y la paz se fomenta desde cada espacio educativo, en concordancia con los principios de la Constitución y los marcos internacionales defendidos por organismos como la ONU.
¿Cómo contribuye la educación en derechos humanos a la prevención de la violencia?
Uno de los elementos centrales de la educación en derechos humanos es su potencial para prevenir la violencia al interior de las comunidades. Formar a niños y jóvenes en valores como el respeto, la tolerancia y la dignidad ayuda a construir relaciones sociales más armónicas, lo que disminuye situaciones de acoso, discriminación y agresión. En contextos marcados por el conflicto, estos procesos pedagógicos permiten que las personas reconozcan al otro como un igual, promoviendo el diálogo sobre los conflictos cotidianos y aportando a la resolución pacífica de las diferencias.
El Carnaval de los Derechos Humanos de Manizales es un ejemplo práctico de esta apuesta, pues cada año posibilita que miles de estudiantes trabajen juntos en torno a proyectos comunes, integrando familias y maestros en un ambiente de solidaridad y respeto. Esta experiencia colectiva no solo ofrece herramientas para la convivencia dentro de las escuelas, sino que proyecta sus efectos en el tejido social de la ciudad, contribuyendo a la construcción de una cultura de paz desde las bases.
¿Qué significa el término “personero” en el contexto escolar y cuál es su función?
El término “personero” se refiere dentro del entorno escolar a la figura del representante de los estudiantes ante la comunidad educativa. Esta persona es elegida democráticamente entre sus pares para promover la defensa y protección de los derechos de los alumnos, sirviendo de enlace con las autoridades escolares y actuando ante situaciones que vulneren los principios de equidad y respeto.
En el contexto del Carnaval de los Derechos Humanos, los personeros cumplen una función clave facilitando la participación, liderando procesos de reflexión y animando a sus compañeros a involucrarse en actividades que fortalezcan la convivencia. Al desempeñar este papel, los personeros no solo adquieren experiencia en liderazgo y acción social, sino que también contribuyen a cimentar los valores democráticos y de corresponsabilidad que la escuela busca infundir en sus estudiantes.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO