
Las tensiones políticas dentro del Gobierno Nacional han alcanzado niveles críticos. El presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez han roto sus lazos de comunicación de manera irrevocable, y con tan solo meses restantes en su primer mandato, los rumores sobre un intento de forzar la salida de la vicepresidenta han salido a la luz, justo en medio de una campaña electoral altamente polarizada.
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La alianza inicialmente histórica y simbólica entre Petro y Márquez, una líder social afrodescendiente originaria del Pacífico colombiano, ha experimentado profundas fisuras en los años recientes.
La tensión se acentuó cuando la vicepresidenta lanzó duras críticas públicas a Petro, señalando que fue utilizada políticamente y luego traicionada. Su aislamiento dentro del gabinete y el Congreso reflejaba una ruptura más profunda que una mera disputa entre colegas al más alto nivel de Gobierno.




Durante su mandato, Márquez fue nombrada para liderar el Ministerio de la Igualdad y la Equidad, un reconocimiento importante a su labor y dedicación. Sin embargo, su declive comenzó a notarse en febrero de 2025 durante una transmisión en vivo por Petro, donde las diferencias políticas entre ambos eran evidentes por la falta de uso de recursos en dicha cartera.
Los analistas políticos argumentan que esta separación no es ideológica, sino una lucha interna por cuotas de poder, misoginia y falta de coordinación, según detalla El Espectador. La figura de Márquez en su momento simbolizaba la unión y representación de grupos marginados, pero esta alianza perdió fuerza y confianza con el tiempo.
Esta ruptura también amenaza el futuro político de la izquierda en Colombia, dado que podría producir divisiones internas en las próximas elecciones de 2026, afectando la agenda progresista que definía su Gobierno. De hecho, en un reciente mensaje en las redes sociales, Márquez resumía su gestión en el Gobierno con la frase: “3 años abriendo caminos. Hasta que la dignidad se haga costumbre”. Una afirmación que parecería reflejar tanto logros como frustraciones de su paso por la vicepresidencia.
Precisamente, la frase con la que se hizo popular Márquez en campaña fue la de “vivir sabroso”, que hacía alución a que el pueblo colombiano, sobre todo la población más vulnerable y olvidada, pueda vivir con dignidad en Colombia, una promesa que ha sido difícil de cumplir y que la situación actual de la vicepresidenta refleja que ese deseo quedó en palabras.
De acuerdo a lo que afirmó en un encuentro en Cali, Márquez sostiene que “quieren a las personas afro en la foto, pero no en la toma de decisiones”, una crítica contundente al racismo estructural y la discriminación política que, según su percepción, aún persisten en el Estado colombiano.
“Hace algunos años fui la voz que recorrió el país, fui la cara de la esperanza. la mujer afrodescendiente que traía el eco de los ríos, de las casas humildes, de los saberes populares, de las manos callosas, de las mujeres que limpian las casas ajenas mientras sueñan con una vida digna. Pero pronto pasé de ser el fenómeno político, la heroína, a ser la ‘traidora’”, expresó.




Con todo, Francia Márquez, pese a las críticas y a las dificultades en su interacción política con el gobierno de Petro, sigue adelante en su lucha por la dignidad de las comunidades que representa, pero se ha quedado corta en una dinámica política en la que le faltó más carácter para asumir las rencillas que iba a encontrar en un ambiente que históricamente ha sido difícil para el que no tiene poder o respaldo.
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