La seguidilla de videos del actor Bruno Díaz contra el senador Gustavo Bolívar parece llegar a su fin, o por lo menos así se desprende de la pieza que publicó este viernes, en el que le dice: “Chao, pescao”.

El primero de esos videos lo publicó el pasado 7 de agosto, en su canal de YouTube, y le puso el título de ‘Sin ética no hay paraíso’. En ese video, Díaz contó qué pasó entre su hijo y el senador de la Colombia Humana con un contrato que Bolívar incumplió.

Esta vez, Díaz no descalifica a Bolívar a punto de adjetivos (la lista es larga), sino que pone en duda sus capacidades como cineasta y documentalista. “No fue capaz de responder a mi diatriba con otra en que se defendiera, ripostara y legara a nuestra historia sus dotes artísticas”, dice Díaz.

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Lo reté a boxear; se aculilló. Lo reté al detector de mentiras; se acoquinó, lo reté a que debatiéramos con su tocayo en el tal ‘Cuarto de hora’; también se paniquió. Le compuse en ritmo de son caribeño ‘Reto al calceto’, y le espeté cuatro raps con versos y rimas… Nada de nada”, resume Díaz.

Para el actor, fruto de esa publicación “quedó demostrado que el supuesto escritor resultó ser un verdadero fiasco. Quedó demostrado que, así como trampeó a mi hijo, igual estafó a numerosas personas que le brindaron su confianza y le sirvieron”.

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Como político, se evidenció a un mediocre y a un chueco que solo sirve para mandar a hacer trinos, bien pelietas, pero livianos, mal redactados y con poquitos caracteres”, critica el actor de la respuesta que ha recibido de Bolívar. “Y el exultante cineasta y documentalista apenas me respondió con un deslucido videíto tipo pandemia, hecho con una camarita de computador, en un solo plano y con un testigo asustadizo”.

Según Díaz, a Bolívar “se le vino el mundo encima” porque lo están investigando todos los organismos de control, todos los entes de justicia, “hasta el Chapulín Colorado”. “Y como acostumbra hacerlo, anunció acciones legales a fin de que me retractara. Carretilla de paja”.

Díaz recoge un trino en el que Bolívar lo llamó “don nadie”. “Está bien. Lo acepto. Yo podría responderle que usted es un pánfilo tontaina, un babieca y una Juan Lanas. Pero no. Prefiero decirle: señor, y preguntarle: ¿Cuántos don nadie hay entre los marchantes? ¿Cuántos don nadie hay en nuestra inmensa masa de campesinos, obreros, empleados y trabajadores, cuántos don nadie espera que le voten a usted y a su candidato presidencial?”.

“Mire, don Supermán después de la criptonita, don humanista de plastilina desplumado y desinflado, nadie es un don nadie. Ni siquiera usted”, le dice el actor al político, y termina: “Usted verá si continúa sosteniendo, hecho polvo, esa caña rota en medio del pantano de arena movediza y putrefacta en que se tambalea y se hunde. Hecha mi denuncia que me sirvió de catarsis, yo cambio de tercio. Queda usted en manos de la justicia. Y créame: considero su situación. Le deseo lo mejor. Chao, pescao”.