Según Gustavo Bolívar, “muchos” le dicen que “en vez de andar luchando por gente” que después lo “putea”, él “debería estar como James” Rodríguez, que reapareció enrumbado en Ibiza, después de no ser convocado a la Selección Colombia ni haber podido salir del Everton al terminar el mercado de pases.

Rodríguez fue captado el fin de semana pasado en una fiesta en la famosa isla española junto a varios amigos mientras gozaba de unos días de descanso. Incluso, se soltó las riendas y hasta se dejó ver vapeando, lo que indignó a muchos por lo que representa el futbolista, sobre todo para los niños.

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De esas aventuras de James Rodríguez, el senador Bolívar extrae y publica en su Instagram una fotografía en donde se ve a James en un lujoso yate, en pantaloneta de baño, y detrás de él, a dos hermosas mujeres. Es decir, la escena común, como sacada de un libreto, que puede resumir la idea de la gran vida.

Con base en eso, Bolívar les pregunta a sus seguidores: “¿Ustedes qué creen?”, en alusión a sí él debiera estar como James, en un yate (Bolívar tiene uno en Miami) y rodeado de mujeres, en lugar de, según él, “andar luchando por gente” que después lo insulta.

Y adelanta su opinión sobre la curiosa disyuntiva que él mismo plantea, lo que significa también orientar la discusión o los comentarios que le hacen en esa red social: “Yo digo que mi bello país y los niños que vienen valen la pena cualquier sacrifico”.

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De hecho, recibe comentarios como (se transcriben tal como fueron redactados) “Eso se llama vocación y no todo el mundo la comprende. Grande Bolívar”, “Eres luz en la oscuridad”; recomendaciones como “que puedas hacer las dos cosas sin problema”, y críticas del tipo: “Cómo siempre haciéndole creer al pueblo que el dinero es malo que pereza, la gente puede disfrutar y tener sus momentos de entretenimiento superen la envidia”.

El paralelo que plantea Bolívar entre su vida y la de Rodríguez resulta, por decir lo menos, curioso, comoquiera que se trata de trayectorias diferentes y de responsabilidades frente al país aún más disímiles. Es, en conclusión, un recurso retórico del político que usa la imagen del famoso deportista para exaltarse a sí mismo.