Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 4, 2025 - 11:12 am
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La creciente problemática de los piques ilegales en Bogotá se ha consolidado como uno de los principales retos de seguridad y convivencia urbana en la ciudad, especialmente en barrios céntricos como La Macarena y Bosque Izquierdo. El conflicto se hizo más visible la noche del 3 de octubre de 2025, cuando cerca de ochenta motocicletas circularon a alta velocidad por las calles, desatando temor y molestia entre los residentes, quienes desde hace meses presentan denuncias reiteradas ante las autoridades, tal como informó El Espectador. Este tipo de competencia clandestina, además de alterar el descanso y la vida cotidiana, ha estado vinculado recientemente a episodios de violencia, resultando en más de veinte capturas y dos personas heridas tras la intervención de la policía local.

Los piques ilegales suelen organizarse principalmente los jueves y viernes, repitiéndose con tal frecuencia que han mutado en una fuente constante de inseguridad vial y deterioro del bienestar en las zonas afectadas. A pesar de la presión ciudadana, concretada en derechos de petición, acciones en la vía pública y recursos legales, la respuesta institucional se ha visto limitada. Las rondas policiales, con medidas como inmovilización de motos y sanciones, han dado resultados parciales, pues los competidores demuestran gran movilidad y capacidad de desplazamiento hacia nuevas vías apenas detectan la presencia de operativos, lo que evidencia la necesidad de enfoques más estructurados y prolongados en el tiempo.

Las zonas críticas identificadas por los medios y entidades oficiales comprenden no solo La Macarena y Bosque Izquierdo, sino ejes viales como la Calle 26, la avenida Boyacá y la avenida Ciudad de Cali, víctimas frecuentes de estas actividades nocturnas y clandestinas, como reseñó El Espectador. Aunque se han impuesto numerosos comparendos e inmovilizado motocicletas, la rapidez de agrupación y huida de los participantes resta efectividad a los esfuerzos, sugiriendo que los aportes policiales e institucionales en solitario resultan insuficientes si no se acompaña de educación, prevención y diálogo comunitario continuo.

Este fenómeno, según expertos en seguridad vial citados por la organización colombiana Ruta Segura y en reportajes de Semana (2024), representa tanto un desafío a la autoridad como una colisión entre el derecho de los residentes al descanso y seguridad, y el deseo de los motociclistas por encontrar formas de expresión y competencia, habitualmente excluidos de circuitos legales. El peligro no se limita a los corredores, puesto que afecta a peatones y otros actores viales, generando con ello costos económicos y sociales considerables.

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Especialistas consultados por el Informe BID Movilidad y Seguridad Vial (2024) han expresado que una solución de fondo requeriría acciones multisectoriales: desde campañas de inclusión social centradas en motociclistas jóvenes, hasta promoción de espacios legales para competencias deportivas, lo cual encauzaría este impulso hacia actividades reguladas y seguras. Mejorar la infraestructura urbana y emplear tecnología de vigilancia también aparecen como componentes esenciales para controlar y prevenir estos encuentros que, de otra manera, pueden escalar en violencia y afectar seriamente la calidad de vida en Bogotá.

La experiencia reciente en La Macarena ha dejado claro que el abordaje de los piques ilegales demanda una estrategia integral, capaz de equilibrar respuestas inmediatas y acciones de largo plazo, focalizada en el respeto por la seguridad, el bienestar comunitario y la construcción de alternativas para los jóvenes motociclistas.

¿Qué es un pique ilegal y por qué representa un riesgo para la seguridad vial?
El término “pique ilegal” se refiere a competencias de velocidad no autorizadas que involucran generalmente motocicletas en vías urbanas o avenidas principales. Estas actividades, mencionadas por organismos como Ruta Segura, ponen en riesgo la vida no solo de quienes participan, sino también de peatones y otros conductores, pues se realizan sin ninguna medida de control ni condiciones adecuadas de seguridad, haciendo susceptible a la comunidad a accidentes graves y enfrentamientos violentos.

¿Qué alternativas legales existen para los motociclistas que buscan competencias en Bogotá?
La pregunta por espacios legales es relevante porque muchos motociclistas argumentan carecer de lugares oficiales para practicar deporte o carreras controladas. Según lo señalado en el Informe BID Movilidad y Seguridad Vial (2024), una posible salida sería el diseño de circuitos o pistas dedicadas a carreras controladas, donde los jóvenes puedan canalizar su pasión bajo supervisión, reduciendo así el atractivo y peligro de los piques ilegales, y ofreciendo rutas legales y seguras dentro del marco de la ley.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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