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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 20, 2025 - 1:53 pm
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La reciente decisión de la administración municipal de decretar la alerta amarilla en la red hospitalaria de la ciudad responde a un considerable aumento en la ocupación de camas disponibles para la atención de pacientes con infecciones respiratorias agudas. De acuerdo con cifras entregadas por la Secretaría de Salud, en las últimas semanas se ha registrado un incremento del 20% en la demanda de servicios médicos relacionados con cuadros gripales, bronquitis y neumonías, lo que ha ejercido presión sobre la capacidad hospitalaria.

Según la información suministrada por la Secretaría, la alerta amarilla implica la activación de protocolos de emergencia en hospitales públicos y privados, facilitando la redistribución de recursos humanos y materiales para atender la contingencia. Los centros asistenciales han sido instruidos para priorizar la atención de personas en grupos de riesgo, como menores de cinco años, adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas, quienes suelen presentar mayores complicaciones ante este tipo de infecciones.

Esta situación ha sido atribuida al aumento de lluvias durante el mes de junio, un fenómeno identificado por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) como un factor de proliferación de virus respiratorios. Asimismo, la Secretaría de Salud ha exhortado a la ciudadanía a mantener medidas de prevención, como el lavado frecuente de manos, el uso del tapabocas en espacios cerrados y evitar la automedicación, prácticas fundamentales para cortar las cadenas de transmisión.

El secretario de salud, en entrevista con El Espectador, hizo un llamado a no bajar la guardia e invitó a la población a estar atenta a síntomas como fiebre persistente, dificultad para respirar y dolor en el pecho, acudiendo oportunamente a los servicios de urgencias si estos aparecen. “La alerta amarilla busca anticiparnos a un posible colapso en la red hospitalaria, permitiendo organizar la atención”, subrayó la autoridad sanitaria.

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Por ahora, la red hospitalaria permanece operando con cierta normalidad, aunque bajo constante monitoreo. El Instituto Nacional de Salud ha destacado que durante las temporadas lluviosas, es común observar una mayor circulación de virus como la influenza y el virus sincitial respiratorio, lo que eleva la ocurrencia de infecciones agudas. Esta coyuntura ha puesto en alerta a médicos y personal asistencial, quienes reportan jornadas extendidas desde la semana pasada.

De acuerdo con la información recabada por El Espectador, algunos hospitales han debido adaptar áreas adicionales para la atención de pacientes respiratorios, especialmente en unidades pediátricas y de adultos mayores. Sin embargo, la intervención temprana y la articulación de los diferentes entes de salud buscan mitigar posibles desbordamientos de la capacidad instalada.

¿Qué consecuencias puede tener la alerta amarilla para los pacientes con otras enfermedades? La declaración de alerta amarilla implica, entre otras acciones, la reorganización de los flujos y prioridades de atención hospitalaria, lo que puede generar demoras en procedimientos no urgentes o en consultas programadas para patologías diferentes a las infecciones respiratorias. Esta decisión busca proteger la capacidad de respuesta ante la contingencia, aunque significa posibles reajustes temporales para otros servicios hospitalarios. Autoridades sanitarias recomiendan a la ciudadanía informarse a través de canales oficiales y evitar acudir a los centros de salud por motivos menores en este periodo.

¿Qué es una alerta amarilla hospitalaria? Entender este término es fundamental para valorar la medida adoptada por las autoridades de la salud. La alerta amarilla hospitalaria consiste en la declaración de un estado preventivo por parte de las instituciones sanitarias, ante un aumento inusual de la demanda de servicios médicos que podría evolucionar en emergencia. Esta etapa permite activar protocolos, fortalecer la comunicación entre hospitales y priorizar la atención de personas en mayor riesgo, disminuyendo así el impacto de una sobrecarga asistencial.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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