Las acusaciones de corrupción y las ayudas sociales a los pobres calentaron el primer debate entre los candidatos a las elecciones presidenciales del próximo 2 de octubre en Brasil.

El debate televisado reunió a los seis principales aspirantes, entre ellos, el presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, quienes encabezan las encuestas de intención de voto y protagonizaron los choques más tensos de la noche.

Hubo pocos cruces directos entre Lula y Bolsonaro: el primero, en torno a la corrupción; el segundo, acerca de los programas de subsidios a los más pobres; y un tercero, por un rifirrafe en las intervenciones finales en donde apareció el tema de Gustavo Petro.

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Un momento que dio un giro al debate fue un ataque personal que hizo Bolsonaro a una periodista, por una pregunta que esta formuló a otro candidato sobre las vacunas contra el COVID-19.

Bolsonaro, conocido por sus exabruptos machistas, dijo a la periodista Vera Magalhaes que es una “vergüenza para el periodismo” y sugirió que siente “una pasión” hacia él.

Las ofensas a la periodista causaron la reacción de varios aspirantes rivales, que a partir de ese momento se unieron en sus reproches al líder de la ultraderecha para pedirle respeto a las mujeres.

Gustavo Petro en Brasil: cómo lo metieron en debate presidencial

En su intervención final, Bolsonaro sacó a relucir las afinidades políticas de Lula con otros líderes de izquierda latinoamericanos, afirmando que aplicaría en Brasil las mismas políticas de estos.

“El expresidiario apoyó a Chávez, apoyó a Maduro. Y mira cómo está Venezuela”, dijo Bolsonaro, quien también criticó la situación económica de la Argentina de Alberto Fernández.

También señaló que Lula apoyó en Chile a Gabriel Boric, quien “prendía fuego en el metro”, a Gustavo Petro en Colombia, “que quiere liberar las drogas” y a Daniel Ortega en Nicaragua, “que arresta sacerdotes y persigue monjas”.

Bolsonaro se despidió con su lema de campaña “Dios, patria, familia y libertad”, mientras que Lula aludió a su experiencia de Gobierno: “sé lo que hice, sé lo que voy a hacer y por eso no caigo en la promesa fácil”.

Todas las encuestas dibujan un escenario muy polarizado entre Lula, quien encabeza una coalición de diez partidos de tendencia progresista, y Bolsonaro, líder de la ultraderecha.

Los sondeos sitúan a Lula como favorito para ganar las elecciones, con cerca del 45 por ciento de la intención de voto, frente al 30 por ciento de Bolsonaro.