El exmandatario y candidato favorito para las elecciones presidenciales de octubre en Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, arremetió este miércoles contra el actual jefe de Estado, Jair Bolsonaro, del que insistió que “no le gusta la democracia“, tras compartir con él un acto oficial en Brasilia.

En una entrevista a una radio local, Lula afirmó que vio a Bolsonaro “muy incómodo” durante la juramentación del nuevo presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, quien en su discurso defendió con vehemencia el sistema de votación, objeto de críticas del actual gobernante.

“Bolsonaro estaba muy incómodo porque escuchó tantas veces la palabra democracia, tantas críticas al autoritarismo, tantas críticas a las ‘fake news’, que estaba muy incómodo”, señaló el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), líder en todos los sondeos.

“En cada discurso que hablaba un poco de democracia era visible su cara de malestar. Casi no aplaudió ningún discurso”, completó.

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En su opinión, ese acto institucional, al que acudieron los líderes del Congreso, la cúpula judicial, representantes de embajadas, una veintena de gobernadores y algunos alcaldes, además de cuatro expresidentes, fue “un acto muy fuerte en defensa de la democracia“.

Lula, de 76 años, aseguró que hasta comprende el comportamiento del líder ultraderechista, pues en su opinión se “pasa todo el tiempo desaforando la Justicia Electoral, desacreditando la urna electrónica e intentando desmoralizar las instituciones”.

“Y por eso el presidente estaba muy incómodo porque al presidente no le gusta la democracia”, complementó el exlíder sindical, máximo favorito para las presidenciales del 2 octubre con entre un 40 % y 45 % de los apoyos, frente al 30 % que obtendría Bolsonaro, según los sondeos.

Lula agregó que la juramentación de De Moraes sirvió para reafirmar que la sociedad brasileña quiere “paz, tranquilidad y unas elecciones en las que el resultado sea respetado“, en alusión a los ataques infundados de Bolsonaro contra las urnas electrónicas que funcionan en el país desde 1996 sin ninguna sombra de sospecha.

Sin embargo, el capitán retirado del Ejército alega, sin pruebas, que ese sistema propicia “fraudes” y ha pedido que las Fuerzas Armadas puedan realizar un conteo paralelo de los votos diferente al que llevan a cabo las autoridades electorales.