Una semana después de la invasión de Rusia a Ucrania, delegaciones de los dos países debían celebrar este jueves una segunda ronda de negociaciones con miras a un eventual alto el fuego en esta guerra que ya provocó el éxodo de un millón de refugiados.

La reunión se lleva a cabo al día siguiente de la caída de la ciudad portuaria de Jersón, de 290.000 habitantes, situada en el sur, a orillas del Mar Negro. Se trata de la principal victoria hasta la fecha de las fuerzas armadas rusas, que prosiguen su ofensiva en ciudades del este del país como Járkov o Mariúpol.

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Las discusiones empezarán el jueves por la mañana en un lugar de Bielorrusia situado “no lejos de la frontera con Polonia”, dijo el jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinski.

Los primeros contactos del lunes, también en Bielorrusia, no supusieron grandes avances. Kiev descarta capitular y reclama un alto el fuego y la retirada de las fuerzas invasoras de su territorio.

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Por su lado, Moscú exige el reconocimiento de Crimea como territorio ruso y la “desmilitarización y ‘desnazificación’ del Estado ucraniano”.

Estados Unidos quiere “respaldar los esfuerzos diplomáticos” de Ucrania para conseguir un alto el fuego con Rusia, aunque “es mucho más difícil conseguirlo cuando los tiros resuenan y los tanques avanzan”, dijo el secretario de Estado Antony Blinken.

El principal canal abierto entre Occidente y Putin pasa por Francia, cuyo presidente Emmanuel Macron aseguró en un discurso televisado querer “seguir en contacto” con el dirigente del Kremlin.

“Nosotros no estamos en guerra contra Rusia”, afirmó el presidente francés.

CPI investigará muerte de civiles en Ucrania

Cientos de civiles ucranianos han fallecido desde el lanzamiento de la invasión, que será investigada por el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), el británico Karim Khan, por presuntos crímenes de guerra después de repetidas acusaciones de Kiev de bombardeos contra zonas residenciales.

Las autoridades de Jersón confirmaron en la noche del miércoles la caída de la ciudad, afirmando que la bandera ucraniana seguía ondeando en los edificios públicos. “Los ocupantes están en todas las partes de la ciudad y son muy peligrosos”, dijo en Telegram el responsable de la administración regional, Guennady Lakhuta.

El alcalde de Jersón, Igor Kolykhayev, anunció haber hablado con las tropas invasoras e impuso un toque de queda nocturno y la restricción de circular en automóvil. “Hasta aquí todo va bien. La bandera que ondea encima nuestro es ucraniana. Y para que esto siga así, estas exigencias deben ser respetadas”, señaló.

El ejército ruso anunció en la madrugada del miércoles la toma de Jersón, a un centenar de kilómetros de la península de Crimea que Moscú anexó en 2014. Las tropas invasoras se hicieron ya con otro puerto importante del país, Berdiansk, y están atacando el de Mariúpol, cuyo alcalde Vadim Boichenko aseguró que la ciudad está “sin luz, sin agua, sin calefacción”.

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La situación “se degrada hora a hora”, dijo Maryna, de 28 años, asegurando que el centro de la ciudad fue machacado. Si cayera esta población, Rusia podría asegurarse una continuidad territorial entre las fuerzas procedentes de la península de Crimea y las llegadas de los territorios separatistas prorrusos del Donbás (sureste).

Otro punto caliente del conflicto es Járkov, la segunda ciudad más poblada del país con 1,4 millones de habitantes, escenario de fuertes bombardeos y de combates el miércoles tras el aterrizaje de tropas aerotransportadas rusas. Autoridades locales también denunciaron ataques aéreos en la cercana ciudad de Izium que mataron a ocho personas, incluidos dos niños.

En la capital Kiev se escucharon fuertes explosiones durante la noche, según mensajes en redes sociales. En la estación de metro de Dorohozhychi, AFP vio decenas de familias refugiadas. Algunas llevaban las seis últimas noches escondidas bajo tierra.