Unas 161.000 personas se manifestaron en Francia contra las nuevas restricciones que buscan frenar el rebrote de los contagios de COVID-19 causados por la variante Delta. 

En París fueron cerca de 11.000 los manifestantes, esencialmente “chalecos amarillos” (movimiento de protesta hostil a la política social del gobierno). 

El balance de las protestas, comunicado por el ministerio de Interior francés, citó unas 168 concentraciones en todo el país, con una asistencia superior a la del sábado pasado, que fue del orden de 114.000 personas.

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Durante la protesta parisina se produjeron incidentes esporádicos entre policías en motocicletas y manifestantes, constataron periodistas de la AFP. 

El ministro de Interior, Gérald Darmanin, informó de nueve detenciones durante disturbios cerca de los Campos Elíseos. 

Otras miles de personas, raramente con tapabocas, se congregaron al son del himno nacional, la Marsellesa, en la plaza del Trocadero, en el oeste de la capital, a llamado del exeurodiputado de extrema derecha Florian Philippot. 

Mientras tanto, en Italia, los miles de manifestantes gritaron “¡Libertad!” y “¡Abajo la dictadura!”, a la vez que ondeaban banderas italianas, desde Nápoles a Turín, pasando por Milán, donde los participantes empapados por la lluvia clamaban contra el pase sanitario que restringirá las actividades sociales para los no vacunados. 

El Certificado Verde, que es una extensión del pase sanitario europeo, se requerirá en Italia a partir del 6 de agosto para acceder a cines, museos, piscinas cubiertas o estadios, o para comer en el interior de restaurantes y bares. 

La decisión de hacer obligatorio el certificado de vacunación para algunas actividades también impulsó las citas para vacunarse, con un aumento del 200 % en las regiones más pequeñas de Italia, según el jefe de emergencias de COVID-19, Francesco Figliuolo.