La contundente derrota en las urnas del proyecto de nueva Constitución en Chile que lideró el presidente Gabriel Boric lo llevó a anunciar “prontos ajustes” en su gobierno y llamar a tender puentes con la oposición en el Congreso desde este lunes, cuando el país despierta del ‘shock’ electoral.

Por el resultado en las urnas, sobre el cual se pronunció el presidente de Colombia, Gustavo Petro, asegurando que “revivió Pinochet”, el mandatario chileno dijo en un mensaje al país después de cerrarse el escrutinio de los votos, que dio un triunfo del 61,8 % al rechazo de la nueva Constitución, frente al 38 % a favor: “Más allá de las legítimas diferencias, sé que prevalece la voluntad de diálogo y encuentro”.

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Pero hasta en la manera de presentar la derrota también se equivocó Boric, pues, aunque ratificaron su voluntad a continuar el proceso constituyente, los dirigentes de la coalición de derecha Chile Vamos declinaron asistir a la primera reunión citada por el presidente, considerando que el resultado fue una “derrota del gobierno”, y que ellos van a condicionar cualquier negociación.

“Que no quede duda que este triunfo del ‘Rechazo’ es un fracaso del presidente Gabriel Boric y de todo su gobierno. Presidente Gabriel Boric, esta derrota también es su derrota”, espetó el excandidato presidencial de ultraderecha José Antonio Kast.

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Sin embargo, Boric insistió: “Me comprometo a poner todo de mi parte para construir, en conjunto con el Congreso y la sociedad civil, un nuevo itinerario constituyente. Los chilenos y chilenas han exigido una nueva oportunidad para encontrarnos y debemos estar a la altura en este llamado”.

Recalcó “dos mensajes” que los chilenos han entregado este domingo: por un lado, que Chile “quiere y valora a su democracia” y, por el otro, que “no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución”. Ante esta decisión, Boric confirmó que citó a los presidentes del Congreso y a representantes de la sociedad civil este lunes en el palacio de La Moneda (sede de Gobierno) para avanzar en el nuevo camino.

“Llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo Proceso Constituyente”, señaló, y dijo que ya ha conversado con algunos de los actores. En su intervención en cadena nacional, llamó también a toda la ciudadanía “a abordar juntos y unidos la construcción del futuro. Cuando actuamos en unidad es cuando sacamos lo mejor de nosotros mismos”.

Una ministra de Chile saldría por derrota en referendo

Boric, de 36 años y que asumió la presidencia en marzo apostando al triunfo del “Apruebo” por un cambio constitucional, adelantó que para “hacer frente a estos importantes y urgentes desafíos requerirá prontos ajustes” en sus equipos de gobierno “para enfrentar este nuevo período con renovados bríos”.

La posibilidad de un cambio en el gobierno se planeaba desde hace unas semanas ante los pronósticos de las encuestas, que desde hacía meses vaticinaban una victoria del “Rechazo”, y por los errores cometidos por algunos de sus ministros.

Pese a debutar con más de un 50 % de aprobación, el gabinete de Boric empezó a tener algunos tropiezos los primeros días, especialmente su ministra del Interior, la médico Izkia Siches. El propio Boric aseguró durante un consejo de gabinete al cumplirse un mes de su toma de posesión en abril que habían “despegado con turbulencias”.

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Siches, la primera mujer en ocupar la poderosa cartera de Interior, fue uno de los grandes activos de Boric durante la campaña, pero para muchos expertos se ha terminado convirtiendo en uno de sus grandes lastres, sobre todo tras su accidentado viaje a la sureña Araucanía y luego de que acusara al gobierno anterior de deportaciones irregulares, unas declaraciones por las que luego pidió disculpas.

El ministro de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) y mano derecha de Boric, Giorgio Jackson, es otro de los nombres que ha recibido críticas por su gestión de la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo por parte de la oposición y del sector moderado del oficialismo.

Otro foco fue el agravamiento del “conflicto mapuche” y la escalada de violencia en la zona, que es uno de los temas más complejos con el que tiene que lidiar Boric y la semana pasada se cobró la primera baja en su gabinete.

La ya exministra de Desarrollo Social Jeannette Vega presentó su renuncia un día después del arresto de Héctor Llaitul luego de que se filtrase que una de sus asesoras contactó con el líder mapuche en mayo.

Una derrota en todos los rincones de Chile

Más de 13 millones de electores de un total de 15,1 millones participaron en la consulta que significó un duro revés para el gobierno y un nuevo impulso para la alicaída derecha chilena, cuyo liderazgo político reapareció tan pronto se anunciaron los resultados.

El batacazo electoral chileno, anticipado por encuestas, pero nunca por tan amplio margen, significa además una rareza en la historia de los procesos constituyentes realizados por representantes de elección popular, que suelen ser aprobados.

El voto contra la nueva Constitución se impuso en todo Chile, incluso en las cárceles, y solo entre los 100.000 chilenos inscritos en el exterior venció el “Apruebo”.

De 346 distritos electorales, apenas en ocho se impuso el “Apruebo”, que sufrió derrotas difíciles de asimilar en las zonas más pobres del país, entre ellas, en la Araucanía, donde la población en mayoritariamente indígena, y lugares afectados por problemas del agua o la contaminación de industrias, todos temas que se habían considerado entre normas y derechos en el proyecto constitucional.

“Pesó mucho en los ciudadanos el proceso constituyente. Más que el resultado, el texto en sí mismo, lo que la gente venía evaluando mal desde varias semanas era la manera en que se había desarrollado este proceso”, explicó a la AFP Marco Moreno, politólogo de la Universidad Central de Chile.

Según el académico, “los excesos, las posiciones en lógicas identitarias que trataban de imponérsela al resto de la sociedad y la propia conducta de muchos convencionales, terminaron de generar una visión negativa en las personas de que, si el proceso había sido malo, en realidad el texto no podía ser algo distinto”, apuntó.

La realización del referéndum sobre una nueva Carta Magna, tras la gran revuelta social de 2019 en reclamo de mayor justicia social, había contado con el apoyo de casi 80 % de los electores que votaron en un plebiscito en octubre de 2020 que lanzó el proceso constituyente.

El proyecto consagraba una “plurinacionalidad” indígena y establecía un nuevo catálogo de derechos sociales en salud, aborto, educación y pensiones, con un marcado énfasis medioambiental y de protección de nuevos derechos, aunque mantenía la economía de mercado.

“El presidente ha llamado a una reunión inicial y habrá que ver quiénes llegan a esa reunión y en qué actitud llegan. Estamos ante un escenario incierto donde la derecha queda mejor posicionada”, dijo a la AFP Cecilia Osorio, académica de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.