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Escrito por:  Yenny Bejarano
Redactora     Sep 16, 2025 - 5:08 pm

El 16 de septiembre Bogotá vivió una jornada marcada por la tensión y el inconformismo ciudadano. Transportadores y conductores protagonizaron un paro en distintos puntos de la ciudad para rechazar lo que consideran “comparendos abusivos”, contratos desventajosos relacionados con patios y grúas, y la falta de un diálogo directo y efectivo con la Alcaldía.

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La protesta, que se desarrolló en varios sectores estratégicos de la capital, reflejó el descontento de un gremio que asegura estar cansado de lo que describen como medidas injustas y una burocracia ineficiente.

Uno de los episodios más comentados de la jornada ocurrió en las inmediaciones de la Biblioteca Virgilio Barco, donde el político y precandidato presidencial Santiago Botero se vio envuelto en la efervescencia de la manifestación. Allí, algunos participantes le increparon y le pidieron que se retirara, coreando al unísono “¡fuera, fuera!”, bajo el argumento de que las movilizaciones no deben convertirse en escenario para hacer campaña política.

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En medio de ese panorama, Santiago Botero fue contactado por ‘el Klub’ de ‘la Kalle’, emisora reconocida por su conexión con la ciudadanía, para compartir su opinión sobre la situación. Allí, con un tono vehemente, criticó la gestión de la Secretaría de Movilidad y pidió la salida de una funcionaria que, según él, ha demostrado ser “inoperante”. En sus palabras, Botero aseguró:

“Como colombiano que soy, les digo que los funcionarios públicos están al servicio del país, no son los dueños de Colombia. Hoy la gente está mamada de esta burocracia y de esta cantidad de payasos que no saben construir una empresa y lo único que hacen es joder a la gente”.

La intervención no pasó desapercibida. Manuela Cardona, una de las voces de la emisora, intentó calmar los ánimos y le pidió al precandidato que moderara su discurso. “Señor precandidato, le pedimos calma. Estamos hablando con respeto y queremos mantener un diálogo constructivo”, expresó. Sin embargo, Botero replicó con firmeza: “Dígale calma a las personas que están aguantando hambre. Dígales calma a quienes sienten que nadie los escucha”.

 

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El cruce de palabras continuó. Manuela reiteró que comprendía las motivaciones del político y reconoció que muchas de sus críticas podían ser válidas, pero insistió en la necesidad de mantener un tono pacífico.

Botero defendió nuevamente su postura sobre la dureza del lenguaje: “Hablar duro no genera susto ni violencia. La violencia surge cuando los bandidos se dan cuenta de que cometen actos y no les pasa nada. Eso es lo que está mal en este país”.

“Yo sí le tengo que decir que, aunque pueda apoyar algunos de sus ideales y sus iniciativas, hay que pedir respeto a los micrófonos de ‘la Kalle’ y, sobre todo, a los oyentes. Hablar con groserías al aire en un medio nacional no es necesario para exponer un ideal que puede ser perfectamente válido”, dijo Manuela.

Sin embargo, minutos después y algo más sereno, bajó el tono y aceptó la observación. “Sí, válido, válido. Lo entiendo”, respondió, tratando de cerrar el intercambio. Sin embargo, antes de ceder

El episodio dejó en evidencia no solo la tensión en las calles, sino también la polarización en torno al discurso político y la forma de comunicarlo. Para algunos oyentes, Botero reflejó la indignación que sienten algunos ciudadanos frente a las instituciones. Para otros, su tono fue excesivo y poco apropiado para un medio de comunicación nacional.

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