Ago 7, 2025 - 7:20 pm

María Cecilia Botero, a sus 70 años, mantiene una agenda tan intensa como diversa. Entre sus compromisos, presenta el programa ‘Mujeres sin filtro’ en el Canal RCN junto a Flavia Dos Santos, Claudia Palacios, Kika Nieto y Natalia Sanint; actúa en teatro, cine y televisión y además ejerce como Embajadora de Buena Voluntad de Unicef Colombia, labor que considera una de las más gratificantes de su vida.

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Su papel como embajadora, explica, va mucho más allá de prestar su imagen. Implica disponibilidad y compromiso para apoyar en las acciones que Unicef requiera, siempre buscando acercar sus programas a la gente y crear confianza.

En entrevista para El Tiempo, reconoce que en el país existe escepticismo sobre el destino real de los recursos donados, pero asegura que, en el caso de Unicef, la transparencia es absoluta: lo recaudado en Colombia se invierte en Colombia.

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Botero cuenta que ha acompañado a la organización en territorios como La Guajira, Barranquilla, Chocó y Cauca, donde ha podido constatar personalmente el impacto de sus proyectos. Recuerda, por ejemplo, la llamada de una niña que le agradeció emocionada porque, gracias a las gestiones de Unicef, su colegio por fin tenía puertas en los baños

Un detalle que podría parecer menor, pero que marcó una enorme diferencia: antes, las alumnas no contaban con privacidad y, durante su periodo menstrual, dejaban de asistir a clases, perdiendo hasta una semana de estudio cada mes. Este problema, explica, contribuye a la elevada tasa de deserción escolar femenina en zonas apartadas.

“Parece mentira que en este momento estemos así. Toda la tecnología, todo lo que tú quieras y todavía hay niñas que no van al colegio porque no tienen un baño. Cosas tan absurdas”, dijo la actriz.

La actriz reflexiona sobre lo paradójico que resulta que, en pleno siglo XXI, todavía haya niñas que abandonen la escuela por no tener un baño o comunidades que celebren como un lujo el acceso al agua. “Son realidades que a uno le rompen el corazón”, afirma. Por eso, insiste en que cualquier aporte, por pequeño que parezca, puede transformar vidas.

Otro caso que la conmovió fue el de una comunidad en Barranquilla que, por primera vez, tuvo acceso a agua potable gracias a tanques instalados por Unicef. El entusiasmo de los habitantes al poder cocinar, lavar o simplemente beber agua limpia fue indescriptible. Para Botero, estos ejemplos evidencian que muchas necesidades básicas siguen sin resolverse en el país, a pesar de los avances tecnológicos y del desarrollo urbano en otras regiones.

Para María Cecilia Botero, su rol en Unicef es una extensión de su compromiso con la sociedad y una manera de utilizar su visibilidad para visibilizar, a su vez, las carencias más urgentes.

En medio de sus múltiples facetas como actriz, presentadora, directora y figura pública, su labor humanitaria se mantiene como uno de los pilares que le dan sentido y propósito a su trayectoria.

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