El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La aparición de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito cinematográfico ha abierto nuevas posibilidades creativas, desafiando los límites tradicionales de la producción audiovisual. Según explicó el director español Torrado en una reciente entrevista, la IA no elimina lo existente, sino que amplía y diversifica los caminos narrativos. De acuerdo con sus declaraciones, la principal virtud de esta tecnología radica en empoderar a los realizadores para que materialicen historias que antes resultaban impracticables debido a limitaciones de tiempo o presupuesto.
Un ejemplo claro de estas nuevas perspectivas es el filme ‘The Great Reset’, cuya creación requirió una inversión cercana a los 20.000 dólares. Esta producción marca un hito, al ser la primera película cuyas imágenes fueron generadas enteramente con IA que aspirará a la nominación en la categoría de mejor dirección, así como en varias áreas técnicas de la 98º edición de los premios de la Academia. Su estreno en cines comerciales de Los Ángeles este noviembre refuerza su relevancia en el panorama actual.
‘The Great Reset’, con una duración de 80 minutos y bajo un estilo visual descrito como “fotorrealista”, se centra en el auge y la amenaza de una inteligencia artificial autónoma, originada a partir de un hacker que elabora un plan apocalíptico. Su objetivo: destruir el mundo y, al mismo tiempo, salvar a la única persona que amó, su hija Emma. Esta trama, según Torrado, pone de relieve que aunque la tecnología sea protagonista, la autoría y la impronta creativa siguen perteneciendo indiscutiblemente al director. “La IA no decide el relato. El ritmo, la puesta en escena y la intención estética dependen del cineasta, mientras que la IA ejecuta esas decisiones con precisión y rapidez”, enfatiza Torrado.
Para Torrado, es fundamental que la dirección artística humana conserve el control sobre cada aspecto visual. Insiste en que la IA, en esencia, consiste en automatizaciones y modelos estadísticos, y no es creativa por sí sola. Solo bajo la orientación de una mirada autoral, dicha herramienta puede traducir fielmente una visión personal. Así, sostiene que la verdadera creatividad sigue siendo prerrogativa de quienes dirigen la narrativa.
La llegada de esta película ha generado ecos significativos en Hollywood. El sector atraviesa una etapa de tensiones, agudizadas en 2023 por las huelgas históricas de guionistas y actores. Las protestas, documentadas por diferentes medios, buscaban regular el uso de la IA para salvaguardar el empleo y los derechos de imagen de los artistas. Aunque la huelga finalizó con avances en la regulación tecnológica, persisten brechas notorias dentro de la industria, que es uno de los pilares económicos de Estados Unidos.
Un ejemplo del rechazo que sigue suscitando la IA en este contexto fue la presentación de la primera actriz creada por inteligencia artificial durante el Festival de Zurich, rechazado abiertamente por el sindicato de actores SAG-AFTRA, principal protector de los intérpretes en Estados Unidos. Por otra parte, la película ‘The Brutalist’ recibió críticas cuando utilizó IA para perfeccionar los acentos de sus protagonistas.
Ante este escenario de polémica y transformación, Torrado aboga por un enfoque de convivencia y adaptación. En su visión, la IA potencia la creatividad y facilita una mayor experimentación formal, pero su impacto positivo dependerá de la responsabilidad con la cual se la emplee. De acuerdo con el director, si la atención se mantiene en la historia y su abordaje humano, la IA puede convertirse en una aliada para contar historias más diversas, innovadoras y capaces de renovar el interés del público.
¿Qué significa “fotorrealista” en el contexto del cine generado con IA?
La palabra “fotorrealista” utilizada por el director Torrado describe la capacidad de la inteligencia artificial para crear imágenes que simulan ser fotografías reales, alcanzando niveles de detalle, profundidad y autenticidad propios de una producción con actores y escenarios físicos. Este término cobra especial importancia en películas donde la imagen ha sido producida completamente mediante algoritmos, eliminando la diferencia perceptible entre lo digital y lo tangible a los ojos del espectador.
Esta explicación es relevante porque la calidad fotorrealista implica no solo un avance técnico sino también un desafío creativo: la IA, bien dirigida, permite que el realismo visual se convierta en una herramienta que enriquezca la narrativa cinematográfica sin suplantar la mirada del autor. Así, la discusión sobre la IA y el arte en el cine se traslada del miedo a la sustitución hacia el potencial de reinventar los lenguajes audiovisuales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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