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Subeditor     Dic 2, 2025 - 11:18 am

La gran novedad es que la negociación del salario mínimo para 2026 en Colombia comenzó con un ambiente político tenso y la ausencia de Fenalco en la mesa de concertación.

Durante la primera sesión, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, instaló formalmente el proceso y recordó que la ley exige buscar acuerdos hasta el 16 de diciembre, con posibilidad de prórroga.

El Gobierno insiste en una concertación rigurosa, basada en datos y orientada a lograr un aumento significativo que mejore la calidad de vida de más de 12 millones de trabajadores que devengan hasta un salario mínimo.

Sanguino destacó que los incrementos recientes han generado un aumento real acumulado importante y que la productividad será un componente clave en la fórmula final.

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Además, planteó revisar la desindexación del mínimo en sectores como vivienda VIS y VIP para evitar impactos negativos. La ausencia de Fenalco generó fuertes críticas, ya que su presidente, Jaime Alberto Cabal, afirmó que el Gobierno ya tiene definida su propuesta y que un aumento demasiado alto presionaría la inflación.

Por su parte, los sindicatos presentarán su propuesta el 9 de diciembre, apoyados en estudios sobre salario vital y datos de inflación y productividad. Las posiciones están distantes, pero el Gobierno mantiene el objetivo de llegar a un acuerdo que equilibre responsabilidad social y estabilidad económica.

¿Cuánto será el salario mínimo en 2026?

Por el momento, no hay una cifra oficial ya que la mesa de concertación recién empieza las negociaciones. Se espera que la cifra final sea negociada en las semanas venideras o que haya un decreto presidencial en los últimos días del año con el monto.

Un aumento del salario mínimo en Colombia puede traer beneficios importantes tanto para los trabajadores como para la economía en general. Primero, mejora directamente el poder adquisitivo de millones de personas que dependen de este ingreso para cubrir necesidades básicas como alimentación, transporte y vivienda.

Al tener más capacidad de compra, las familias pueden consumir más bienes y servicios, lo que impulsa la actividad económica interna y fortalece a sectores como el comercio y la producción nacional.

Además, un salario mínimo más alto contribuye a reducir la pobreza y la desigualdad, problemas persistentes en el país. Cuando los trabajadores reciben un ingreso más digno, aumenta su bienestar y se fortalece la cohesión social.

También puede ayudar a disminuir la informalidad, ya que un salario más atractivo formaliza empleos y mejora las condiciones laborales. Otro aspecto positivo es que incentiva la productividad y motiva a los trabajadores, lo que puede traducirse en un mejor desempeño empresarial.

Subir el mínimo también ajusta los salarios frente a la inflación, protegiendo el valor real de los ingresos y evitando que las familias pierdan capacidad de compra con el tiempo.

En resumen, cuando se hace con responsabilidad y análisis técnico, el aumento del salario mínimo puede ser una herramienta clave para el desarrollo económico y social de Colombia.

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