Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 20, 2025 - 10:31 pm
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La reciente oleada de solicitudes de empréstitos por parte de alcaldes del departamento del Cesar, en Colombia, pone en evidencia una tendencia preocupante en la administración de recursos públicos a nivel local. La región, profundamente marcada por la minería del carbón, ha experimentado una crisis económica que obliga a los municipios a buscar estrategias alternativas para financiar obras públicas básicas y proyectos de desarrollo. Esta transformación en la gestión financiera se produce en un contexto de reducción de regalías mineras, limitaciones fiscales y la urgente necesidad de mantener la inversión pública, particularmente en las ciudades ubicadas a lo largo del denominado corredor minero del Cesar.

El punto de partida de este fenómeno coincidió con la solicitud del alcalde de Valledupar, Ernesto Orozco, quien tramitó un empréstito por 150.000 millones de pesos destinado a obras viales. Esta medida fue luego replicada, aunque en escalas menores, por los mandatarios de los municipios de El Paso, Codazzi, Becerril y La Jagua de Ibirico, localidades reconocidas históricamente por su dependencia de la minería del carbón. De acuerdo con EL PILÓN, en El Paso, el alcalde Jesús Ortiz gestionó un cupo de endeudamiento de 12.000 millones de pesos, argumentando que la crisis actual de la industria minera ha afectado tanto la asignación de recursos nacionales como el flujo de regalías, imposibilitando la atención de necesidades básicas desde estas fuentes tradicionales.

No obstante, tales decisiones han generado controversias sobre la legalidad y conveniencia de los créditos. Por ejemplo, el abogado Alcides Manjarrés ha solicitado a la Procuraduría un control preventivo ante presuntas inconsistencias jurídicas en algunos de estos proyectos de endeudamiento. Esta inquietud subraya la importancia de contar con mecanismos de transparencia y control institucional rigurosos, dados los retos que implica manejar recursos públicos bajo un esquema de deuda en áreas marcadas por baja sostenibilidad fiscal.

En municipios como Codazzi, donde el recaudo tributario ha crecido en un 30%, el alcalde Hernán Baquero justificó la solicitud de un cupo de endeudamiento de hasta 40.000 millones de pesos debido a la insuficiencia de los actuales fondos de regalías, los cuales ya están comprometidos en rubros como educación, agua potable y vías rurales. En La Jagua de Ibirico, la preocupación acerca de la capacidad municipal de asumir deudas se agudizó tras el retiro de la minera Prodeco, que dejó un déficit de 8.000 millones de pesos y comprometió la capacidad de pago a contratistas y trabajadores.

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Becerril representa uno de los casos más paradigmáticos. Según cifras del Sistema General de Regalías, en los últimos cinco años ha recibido cerca de 514.000 millones de pesos, superando por amplio margen toda la asignación conjunta de regalías a otros municipios del Cesar, incluido Valledupar. Sin embargo, la proyección de tomar empréstitos por hasta 200.000 millones de pesos evidencia las restricciones administrativas y legales que impiden emplear con flexibilidad estos recursos en áreas diferentes a las previamente programadas, abriendo un debate sobre la eficiencia y el impacto de la gestión pública local y la administración de las abultadas regalías.

El contexto nacional muestra que, de acuerdo con el Ministerio de Hacienda y Crédito Público y la Contraloría General de la República, el endeudamiento de los entes territoriales ha crecido como estrategia defensiva frente a la reducción de ingresos provenientes de la minería. Los análisis de organismos internacionales como el Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierten que sin mecanismos adecuados de control, planificación y diversificación económica, el incremento acelerado de la deuda pública puede convertirse en un lastre estructural para el desarrollo sostenible de municipios mineros.

A nivel social, la magnitud del endeudamiento en medio de la crisis minera intensifica la urgencia de buscar estrategias de reactivación y diversificación productiva que permitan enfrentar los desafíos derivados de la dependencia histórica de un solo sector. Frente a ello, expertos coinciden en que la transparencia, la vigilancia ciudadana y el control fiscal son esenciales para evitar que la deuda pública derive en nuevas crisis o limitaciones para el bienestar de las comunidades, especialmente en una región como el Cesar, cuya sostenibilidad futura aún está en juego.

Preguntas frecuentes

¿Qué es el Sistema General de Regalías en Colombia y cómo afecta a los municipios mineros?

El Sistema General de Regalías (SGR) en Colombia es un mecanismo a través del cual los recursos generados por la explotación de recursos naturales no renovables, como el carbón y el petróleo, son distribuidos entre la Nación, los departamentos y los municipios. Los entes territoriales que más aportan a la producción de estos recursos suelen contar con mayores ingresos derivados del sistema; sin embargo, estos fondos están regulados y sujetos a aprobación para proyectos específicos, lo que puede limitar la capacidad de los municipios para enfrentar nuevas necesidades o emergencias económicas.

En el caso de los municipios del Cesar, la caída en la actividad minera ha reducido la base de regalías disponibles, lo que sumado a la normatividad estricta sobre su uso obliga a buscar fuentes alternas de financiamiento como los empréstitos. Esto demuestra la importancia de fortalecer la planeación financiera y diversificar la economía local como estrategias fundamentales ante escenarios de crisis y transición productiva.

¿Cuáles son los riesgos de aumentar el endeudamiento público en regiones con crisis minera?

El principal riesgo de incrementar el endeudamiento público en municipios afectados por la crisis minera es que, ante la reducción de ingresos y la ausencia de fuentes alternas de crecimiento económico, los recursos obtenidos por préstamos puedan destinarse más al gasto corriente o al pago de obligaciones que a inversiones productivas que impulsen el desarrollo sostenible. Instituciones como la Contraloría General y organismos internacionales alertan que esto puede llevar a un “ciclo de endeudamiento”, donde la capacidad de pago se restringe y la deuda se convierte en una carga intergeneracional.

Además, si la deuda se asume sin transparencia y sin cumplir con criterios de planeación y priorización, puede afectar la gobernabilidad y el bienestar comunitario, profundizando la dependencia de recursos externos y limitando la autonomía de los gobiernos locales para impulsar el desarrollo integral de sus regiones.

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