Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Leonardo Olaya   Feb 5, 2024 - 9:24 am
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Licoreras, discotecas, y compañías alrededor del negocio del licor y el entretenimiento nocturno cuentan que productos como el ron, el aguardiente y el tequila mandan en el consumo en Colombia.

Juan Diego Díez y María Fernanda González son amigos. Estaban disfrutando un par de cervezas en la calle 66A, de Medellín, sector conocido popularmente como La Curva, cercano a la Universidad de Antioquia.

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El sitio cuenta con una oferta considerable de licoreras y bares, por lo que los jóvenes llegan y se sientan en los andenes a charlar y consumir bebidas alcohólicas.

María Fernanda dice que prefiere beber una cerveza y a veces aguardiente en momentos de fiesta, mientras que Juan Diego argumenta que su preferencia es el ron y, también, el aguardiente, pero solo los fines de semana, cuando no debe responder por sus labores universitarias.

Esa realidad del consumo es apreciada por Daniel Agudelo, administrador de la licorera Prislicores, ubicada en la calle 47 del barrio Buenos Aires de la capital antioqueña. El comerciante sostuvo que en su establecimiento el 30% de la ventas corresponden a aguardiente, y un 60% se da entre ron, como el de ron Viejo de Caldas, que no puede circular en Antioquia, y cervezas nacionales.

La licoreras ubicadas en zonas más turísticas de la ciudad cuentan con mayor demanda de otra clase de bebidas más costosas, como El Chuzo de J, un establecimiento ubicado en El Poblado.

Jerson Ortiz, administrador del lugar, sostuvo que cumple 22 años en el mercado. En ese tiempo, el emprendedor ha aprendido que el licor como el ron y el aguardiente son una opción importante para las personas dada su economía. Sin embargo, contó que actualmente el 35 % de su facturación corresponde a tequila y vodka, mientras que un 20 % es de aguardiente.

“Las licoreras somos un nicho de mercado más económico que un bar o una discoteca, vendemos un licor para llevar, por ejemplo, una botella de Buchanans cuesta alrededor de $ 150.000, en cambio en los otros establecimientos puede estar entre $ 350.000 y $ 400.000”.

Y Jerson Ortiz en parte tiene razón, los precios en bares y discotecas suelen ser más costosos, pero, también, muy demandados por las personas y turistas que llegan a las ciudades capitales en busca del entretenimiento nocturno.

En el caso de Medellín, esos establecimientos se ubican en mayor proporción en El Poblado, Provenza, Parque Lleras, Carrera 70, Avenida 33, Centro, carrera 45 de Manrique y la 68 de Castilla.

Juan Pablo Valenzuela, presidente de Asobares, confirmó que esos lugares de la ciudad no fueron ajenos a la coyuntura económica y el comercio cayó en general un 25 %, sin embargo este año confía en que se levante el consumo y haya un repunte hasta de 6 % en ventas.

Aún así, no faltan los comerciantes que son optimistas y no consideran que el año pasado fuera un mal año. Uno de ellos es Andrés Felipe Urán, gerente comercial de La Chula Medellín, Chula Urbana, Chula Cantina; Leyenda y Leyenda Urbana, negocios ubicados en El Poblado.

Urán comenzó en el negocio del entretenimiento nocturno hace 15 años junto a su papá, el primer negocio fue Dejavú. Y con el tiempo vinieron los cambios y la apertura de nuevas sociedades, que hoy lo hacen un actor reconocido en dicho sector de Medellín.

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Pero, ¿en medio de la fiesta qué consume la gente? Urán agregó que eso depende de la experiencia que ofrezca el sitio, así como del público al que esté dirigido. Por ejemplo, un sábado en la noche, en La Chula, que es un establecimiento de mariachis, se consume un 40 % de tequila y un 30 % de aguardiente, los demás optan por el whisky, vodka, champaña y demás tragos.

“Y es que el aguardiente hace parte de nuestra cultura, nosotros somos aguardienteros por excelencia y el extranjero llega a probarlo”, dijo Urán.

63 de cada 100 botellas de aguardiente que se venden en Colombia son de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA). De acuerdo con la empresa, la categoría que más se comercializó el año pasado (en aguardientes) fue: el tapa verde, con el 50 % de las ventas, el 33 % fueron de tapa azul y 17 % tapa roja.

Si hablamos de ron, entonces el líder en ventas es el Ron Viejo de Caldas, que cuenta con cerca de 67 % del mercado. Y en Colombia la Industria Licorera de Caldas vendió 24 millones de botellas de ese licor.

Sin embargo, no todo es ron y aguardiente, a su vez, hay colombianos que prefieren el vino: una bebida que quizá no es muy consumida en bares y discotecas, pero es apreciada por su sabor y es considerada un buen acompañante de la gastronomía.

Luz María González, presidenta de Asovinos, manifestó que las importaciones de ese licor cayeron 31,9 % entre enero y noviembre del año pasado frente a los mismos meses de 2022.

La líder gremial explicó que la clave fue que las personas perdieron poder adquisitivo y bajó el consumo. “La gente se desplazó a los licores nacionales, como el aguardiente. Los precios son muy diferentes, tú no puedes tomarte el vino que quisieras con $ 30.000”, indicó.

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Cabe destacar, que Colombia cuenta con una alta oferta de licores para todos lo gustos. Bebidas que ofrecen diversas experiencias dependiendo del lugar y el momento en que se consumen, algunas más acordes para la rumbear y otras para una charla o para acompañar comidas, lo cierto es que al parecer “el tequila viene creciendo”, según los comerciantes, y el aguardiente y el ron siguen siendo fuertes en el mercado, desde hace años.

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