Por: CENET

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 16, 2025 - 6:59 pm
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El anuncio del programa “Colombia Solar”, liderado por el ministro de Minas y Energía, Edwin Palma Egea, marca un hito en la estrategia nacional para combatir la pobreza energética y consolidar la transición hacia energías renovables. Esta iniciativa sustituirá los tradicionales subsidios en estratos bajos de Barranquilla por la instalación de tecnologías solares en hogares vulnerables, priorizando los estratos 1 y 2. Respaldado por una inversión cercana a 8 billones de pesos gestionados por Gecelca —la cual actúa como vehículo financiero para asegurar la sostenibilidad y el buen uso de los recursos—, el programa cuenta además con la participación de la empresa Air-e, encargada de la implementación de los paneles solares, según lo detallado por el Ministerio de Minas y Energía.

En el contexto global, la adopción de fuentes de energía renovable responde tanto a la urgencia climática como a necesidades sociales profundas. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) resalta que la energía solar fotovoltaica ha tenido el crecimiento más acelerado de todas las fuentes renovables en la última década, producto de una reducción considerable en los costos, hasta en un 85%, lo que favorece su expansión en países en desarrollo. América Latina cuenta con experiencias exitosas en políticas similares, como en Chile y Uruguay, donde la instalación de energía solar en residencias permitió no solo bajar costos, sino fomentar empleo local y mejorar la autonomía energética, de acuerdo con informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Mundial.

La elección de Barranquilla como ciudad piloto responde a sus ventajas geográficas y sociales. Por su elevado número de horas solares y la concentración de hogares vulnerables, Barranquilla constituye un espacio estratégico para medir el impacto de la iniciativa. Expertos citados por El Espectador subrayan la importancia de complementar la instalación técnica con capacitación a comunidades, asegurando la apropiación y mantenimiento de los sistemas solares. Así, la transición energética solo será efectiva si va acompañada de justicia social, garantizando la accesibilidad financiera, técnica y cultural.

En cuanto a los impactos económicos y sociales, “Colombia Solar” se perfila como dinamizador de la economía local, con la generación de nuevos empleos en instalación, mantenimiento y formación técnica. Esto está alineado con la visión de economía verde impulsada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que considera esencial el desarrollo sostenible. El ministro Palma destacó que para millones de colombianos, el gasto energético alcanza hasta el 15% de sus ingresos, lo que afecta fuertemente su calidad de vida. Por ello, se espera que el programa ayude a romper el ciclo de pobreza energética.

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El éxito de la iniciativa dependerá de la gestión transparente, la solidez de las alianzas y la voluntad para integrarla a otras regiones. Investigaciones de la Universidad Nacional de Colombia advierten que, sin una comunicación clara y acompañamiento social, proyectos similares han enfrentado resistencia y dificultades técnicas. Para evitar estos obstáculos, Gecelca y Air-e han diseñado un plan de monitoreo y ajuste constante a través del diálogo social, asegurando que las comunidades sean protagonistas del proceso.

Así, “Colombia Solar” representa mucho más que un simple subsidio: se proyecta como un modelo de integración entre innovación energética y justicia social, susceptible de cambiar las reglas del juego no solo en Colombia sino en toda Latinoamérica, donde el acceso a energías limpias sigue siendo un desafío para millones.

¿Cuál es el papel de la capacitación en el éxito de Colombia Solar?
La formación técnica ocupa un lugar central en el programa, según indica el análisis de El Espectador. Más allá de instalar paneles solares, el proyecto busca fortalecer la autonomía de las comunidades mediante la enseñanza sobre mantenimiento y uso eficiente de las tecnologías solares. Esto resulta fundamental para que los beneficiarios se apropien del sistema y eviten depender de servicios externos, lo cual puede incrementar los costos y dificultar la sostenibilidad a largo plazo.
Adicionalmente, la capacitación promueve la generación de empleo local especializado, beneficiando especialmente a jóvenes y personas desempleadas que pueden encontrar en este sector nuevas oportunidades laborales. La apropiación técnica, cultural y social fortalece el impacto esperado de la iniciativa, asegurando que la transición hacia energías renovables sea colaborativa e inclusiva.

¿Qué se entiende por “pobreza energética” en el contexto colombiano?
La “pobreza energética” se refiere, según explicó el Ministerio de Minas y Energía, a la situación en la que las familias destinan una parte significativa de sus ingresos —hasta el 15% en algunos casos— al pago de la energía eléctrica, limitando su capacidad para satisfacer otras necesidades básicas. Este fenómeno afecta especialmente a los estratos más bajos y obstaculiza el desarrollo social y económico al restringir el acceso a servicios fundamentales.
El concepto también implica la falta de acceso a fuentes seguras, sostenibles y asequibles de energía. Por eso, políticas como “Colombia Solar” intentan ofrecer una solución estructural al reducir la dependencia de subsidios tradicionales, elevando la calidad de vida y permitiendo una participación más equitativa en los beneficios del desarrollo energético nacional.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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