
Según un estudio de la consultora Analysys Mason, solicitado por la compañía WOM, esta fusión dejaría al país como el mercado más concentrado del mundo en su sector, con un duopolio entre el operador integrado y Claro, que juntos controlarían cerca del 90 % del segmento móvil.
Esto implicaría menos presión competitiva, mayores barreras de entrada para nuevos jugadores y riesgos para la innovación, los precios y la calidad del servicio.
Los críticos señalan que WOM, en proceso de reorganización, quedaría relegado, al igual que los operadores móviles virtuales (OMV), con menor capacidad de inversión y acceso limitado a insumos esenciales como el roaming nacional.
También advierten que los usuarios deben tener libertad de cambiar de operador sin penalizaciones, especialmente en servicios empaquetados fijo-móvil.




Por su parte, quienes defienden la integración aseguran que no crea un monopolio, sino un competidor más fuerte frente a Claro.
Argumentan que la unión permitirá mayor inversión, mejor cobertura y mejores servicios, manteniendo la competencia gracias a WOM y a los OMV. La decisión final está en manos de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).
Cuántos años tienen Tigo y Movistar en Colombia
La historia de Tigo en Colombia está ligada a la llegada de Millicom, una multinacional de telecomunicaciones de origen luxemburgués que ha operado en distintos mercados de América Latina y África. En el país, su presencia se consolidó a mediados de los años 2000 con la marca Tigo, tras la fusión de Colombia Móvil —iniciativa de las empresas públicas de Medellín (EPM) y Bogotá (ETB)—.
Desde entonces, Tigo ha sido un jugador importante en telefonía móvil, servicios de internet y televisión, con especial fuerza en ciudades intermedias y regiones donde logró posicionarse como un operador cercano y flexible. En 2014, la empresa adquirió UNE, filial de EPM, fortaleciendo su presencia en el segmento de internet fijo y televisión por cable.
Sin embargo, la compañía ha atravesado momentos complejos, con altos niveles de deuda y la necesidad de recapitalización, lo que abrió la discusión sobre la venta de la participación de EPM y la búsqueda de un socio estratégico para garantizar su sostenibilidad.
Movistar, por su parte, llegó a Colombia en 2004, cuando Telefónica de España adquirió BellSouth, operador estadounidense que ya tenía presencia en el mercado nacional. Desde ese momento, Movistar se posicionó como una de las marcas más reconocidas en telecomunicaciones, ofreciendo telefonía móvil, fija, internet y televisión.
La empresa también heredó parte de la estructura de Telecom, la antigua empresa estatal de telecomunicaciones, lo que le permitió desarrollar una fuerte presencia en el segmento de telefonía fija e internet de banda ancha.
Aunque en distintos momentos ha tenido resultados positivos en ingresos y clientes, Movistar también ha enfrentado presiones por la alta competencia y por los elevados costos del espectro en Colombia, que han limitado su capacidad de expansión frente a rivales más grandes.
Hoy, tanto Tigo como Movistar atraviesan un punto de inflexión. Sus trayectorias muestran cómo pasaron de ser competidores fuertes a actores que buscan consolidarse en un mercado cada vez más exigente y costoso, y cuya posible integración podría redefinir la historia de las telecomunicaciones en Colombia.
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