Luego de su corto periodo por Guatemala, arribó este miércoles al aeropuerto El Dorado de Bogotá el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien se refirió a lo que sucedió el pasado domingo, en la previa del choque entre Atlético Nacional América, por la fecha 14 de la Liga BetPlay 1 2023.

El mandatario local, frente a los medios que aguardaban por sus declaraciones, no tuvo problema alguno en ponerse la camiseta del equipo del cual es hincha, pese a sus duros pronunciamientos contra la directiva de la institución, en cabeza de Mauricio Navarro, al que le ha lanzado duros dardos.

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“Lo que le pedimos a la directiva y a la barra es que le bajen a la beligerancia”, inició Quintero en su pronunciamiento, que rápidamente se hizo viral en las redes sociales, debido a la relevancia de su cargo y, por supuesto, por su sentimiento a este elenco, el más ganador del fútbol colombiano.

El burgomaestre indicó que suspendió el viaje a México para atender personalmente este asunto y tratar de llegar a un punto de encuentro entre el club y la agrupación ‘Los del sur’, de la que se ha mostrado solidario, aunque fueron los causantes de graves hechos delictivos en el Atanasio Girardot.

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“Hemos suspendido el trabajo que veníamos haciendo en las filiales de EPM en El Salvador, Guatemala, Panamá y México, porque venimos a que vuelva el fútbol a Medellín. Por eso vengo con la camisa puesta. Nos ponemos la camisa en ese propósito”, remarcó el alcalde.

Según su intención, es poner de acuerdo a dos grupos que están distanciados por su tono. “Pido a la Organización Ardila Lülle, con todo respeto, que le diga a sus directivos que reconozcan la importancia y la necesidad de manejar un lenguaje asertivo con el equipo que tiene la barra más grande del país“.

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Quintero también le habló al colectivo de hinchas y advirtió, ya más severo con su actuar, que “de ninguna manera puede seguir utilizando ni incentivando la violencia como un mecanismo para resolver sus diferencias”. Aunque añadió que la directiva debe sentarse en la mesa de seguridad.

Este, sin duda, es un viraje en su posición frente a la directiva y la barra, con la que espera servir de mediador para solucionar este conflicto. Y que se den pasos hacia el retorno del club a su casa, durante los 70 años de existencia del escenario deportivo, del cual parece haber sido desterrado.