La muerte de Freddy Rincón, luego de  sufrir un accidente de tránsito el pasado lunes, llena de dudas a los colombianos y abre nuevamente el debate sobre la seguridad de los vehículos que se venden en el país.

Muchos han cuestionado la seguridad de los carros que hay en el país y una palabra clave suele filtrarse en esa discusión, las pruebas NCAP, que se hacen a miles carros a nivel mundial, buscan determinar los niveles de seguridad de los vehículos en un accidente, para prevenirlos y aminorar las lesiones en caso de un choque.

Las entidades de seguridad vial han sido enfáticas en la necesidad de ajustar las tecnologías y medirlas de manera eficiente. Por ello, un resultado en una prueba NCAP se convierte en una forma de impulsar las líneas de seguridad de los vehículos.

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¿Qué son las pruebas NCAP?

En 1997, una serie de organizaciones de usuarios y de programas de seguridad vial se unieron en Europa para medir la seguridad de los automóviles que se vendían. Para ello adoptaron los estándares del New Car Assesment Program (NCAP) del gobierno de Estados Unidos, que aplican desde 1979, y los ajustaron para hacerlos más cercanos al mercado europeo.

Así nació Euro NCAP, la primera organización que evaluó de manera internacional e independiente la seguridad de los automóviles y más adelante Latin NCAP para Latinoamérica.

Estas pruebas se crearon con el fin de ajustarse permanentemente y volverse más rígidas cada cierto tiempo.

Así mismo, expresan ratings de seguridad que valen solo para un período de tiempo, que actualmente es de seis años, un poco menor que la vida útil de un modelo en producción. En la actualidad, 25 años después, hay pruebas de ese estilo en Asia oriental, China, Australia, India, Europa y América Latina

Estas últimas evalúan vehículos en venta en los países de América del Sur y Central, y entre los miembros de la organización Latin NCAP se encuentran el Automóvil Club de Colombia y Cesvi Colombia.

Se analizan los resultados de choques frontales a 64 kilómetros por hora; laterales a 50 km/h, simulando un vehículo que arrolla a otro en un cruce; de obstáculo estrecho a 29 km/h, que simulan un choque de costado contra un poste o un árbol, y de latigazo, simulando un choque trasero que pueda afectar el cuello de los pasajeros.

También se evalúa la presencia de tecnologías como frenado autónomo de emergencia o control de estabilidad y se mide la capacidad de rescate o riesgo de atrapamiento de los pasajeros en un accidente.

Las estrellas NCAP

Tras realizarse las pruebas NCAP, a cada vehículo analizado se le asigna una puntuación entre cero y cinco estrellas. La puntuación superior indica mayor seguridad. Eso sí, cabe anotar que un vehículo de cero estrellas no es inseguro de por sí: las pruebas cada vez más exigentes hacen que automóviles que llevan mucho tiempo en producción sufran en las nuevas evaluaciones. Un automóvil que había podido marcar cuatro estrellas en 2014 solo tendría una en 2021, por ejemplo. Las propias organizaciones NCAP advierten que un vehículo con mala calificación no es inseguro.

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A esto hay que añadir que las últimas revisiones castigan severamente a los vehículos que no tienen tecnologías como frenado autónomo de emergencia, los cuales de inmediato pierden una estrella. Esto es crítico en mercados como el colombiano, en el que el frenado autónomo anota costos adicionales, pero donde el control de estabilidad es necesario por las condiciones de terrenos.

Así, por ejemplo, la alianza «Carros Más Seguros» afirma que 7 de cada 10 vehículos que se venden en Colombia son inseguros, porque no superan las tres estrellas en Latin NCAP. Esta es una afirmación relativa.

Uno de los argumentos particulares está con los Renault Sandero, Logan y Stepway, que según la alianza se venden con una estrella: este resultado fue hecho con la producción de Renault en Brasil, pero no en Colombia, donde marcó tres estrellas para adultos y cuatro para niños en las pruebas de 2019.

Lo mismo ocurrió con el Kia Picanto, al que se tomaron resultados de pruebas de 2017 que aplican para los vehículos de modelo anterior pero no a los que se lanzaron ese mismo año, o para el Mazda 2, que se analizó un modelo vendido en México con dos airbags cuando los modelos colombianos tienen seis desde el más básico.

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Las normas colombianas exigen dos airbags y ABS a todos los vehículos, pero esos mecanismos pueden quedarse cortos. Es necesario incluir también el control de estabilidad, que impediría pérdidas de control graves en carreteras de montaña o a velocidades muy altas en autopistas.

También es necesario exigir un mínimo de integridad en las estructuras, pero no es conveniente por ahora exigir un número mínimo de estrellas NCAP porque, básicamente, no son comparables.

En Europa las pruebas NCAP tienen estándares más completos que en Latinoamérica, al analizar más vehículos. Además, en todos los países donde hay estas pruebas son voluntarias, sin exigir a los demás constructores unirse a las mismas.

Finalmente, mercados como el de China e India, de donde vienen muchos autos económicos, estan adoptando a estos requerimientos de seguridad.

Todo esto apunta a un mercado más complejo y difícil de entender. Aún así, siempre es mejor tener más seguridad para evitar más casos como el de Freddy Rincón. Como un dato final, las pruebas NCAP en América Latina no miden accidentes en el costado del pasajero, pero las europeas sí.