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Los valores arraigados en el Quindío, como la amabilidad, el espíritu de servicio y el amor genuino por los demás, han marcado la vida de personas como Beatriz Adriana Gómez Hoyos. Esta esteticista profesional, nacida en Armenia y graduada del Colegio San Luis Rey, es reconocida no solo por su trayectoria en el campo de la estética, sino por el profundo compromiso social que heredó de sus padres, quienes fueron miembros activos del Club de Leones. Desde pequeña, Adriana fue educada en principios de solidaridad y alegría, valores que, con el tiempo, se reflejaron en cada área de su desempeño profesional.
Con más de tres décadas de experiencia, Adriana se formó en Bogotá en una de las primeras escuelas de estética de Colombia y posteriormente continuó su especialización en cosmiatría en Argentina. Según La Crónica del Quindío, dicha formación le otorgó el título de esteticista médica y le permitió interactuar con médicos en un enfoque integral y responsable hacia sus pacientes. Su vocación la llevó a buscar una comunicación fluida y profesional con el personal de salud, enfatizando la importancia de diagnósticos completos en el ámbito estético.
Una experiencia determinante ocurrió cuando Adriana fue diagnosticada con cáncer de mama, enfermedad que transformó su percepción sobre el impacto emocional de la estética en los sobrevivientes. Tras superar la cirugía y los tratamientos oncológicos, comprendió el valor del acompañamiento especializado en las etapas finales de recuperación, especialmente en la reconstrucción hiperrealista de la areola y el pezón. Actualmente, utiliza la técnica Areola Flower, reconocida internacionalmente y avalada por la Universidad de Harvard, la cual exige una formación técnica avanzada y un profundo respeto por el impacto físico y emocional que conlleva.
Su labor se ha desarrollado principalmente en Estados Unidos, tras haber emigrado desde muy joven, donde ha continuado perfeccionando sus habilidades y aplicando procedimientos de alta precisión para cambiar la percepción personal de hombres y mujeres que han pasado por mastectomías. Adriana dedica gran parte de su tiempo a la atención de personas canalizadas por fundaciones que asisten a quienes no tienen recursos económicos, apoyando la recuperación de la identidad, confianza y esperanza después de la enfermedad.
A partir de 2026, planea llevar esta labor de forma gratuita al Quindío, su tierra natal, con el objetivo de institucionalizar campañas solidarias anuales que den acceso a la micropigmentación paramédica a sobrevivientes que no puedan costear este tratamiento. Todo este trabajo, relata en entrevista con La Crónica del Quindío, surge de su deseo de “dejar huella” y abrir camino a nuevas profesionales para que la estética paramédica se convierta en un canal de bienestar y empoderamiento.
¿Por qué la micropigmentación paramédica no puede realizarla cualquier persona?
La micropigmentación paramédica implica un procedimiento altamente especializado que busca reconstruir la apariencia estética de zonas afectadas por cirugías u otros tratamientos médicos, como las secuelas de una mastectomía. Según Adriana Gómez, solo profesionales con formación específica y aval médico pueden evaluar apropiadamente el historial quirúrgico, el estado de la piel y los tratamientos previos del paciente. Este criterio es crucial para evitar complicaciones y garantizar resultados seguros y humanizantes, especialmente en personas que han atravesado procesos tan sensibles como el cáncer de mama.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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