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El agotamiento laboral, denominado burnout, ha sido reconocido desde 2019 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un fenómeno vinculado al ámbito laboral y consecuencia del estrés crónico que no se aborda oportunamente. En el contexto latinoamericano, el impacto de este trastorno es notorio: según cifras recientes, el 46% de los trabajadores reportaron haberlo experimentado por lo menos una vez en el último año, y un 14% señaló enfrentarlo de modo recurrente. Frente a este panorama, el autocuidado adquiere un papel central. Esta práctica no implica sacrificar productividad, sino garantizar que las personas puedan sostener su desempeño en el tiempo sin comprometer su salud.
La importancia de identificar y acoger las señales tempranas del cuerpo no puede subestimarse. Escuchar el malestar inicial, realizar pausas estratégicas y priorizar las necesidades personales contribuye significativamente a evitar el agotamiento físico y emocional. La lógica de medir únicamente el rendimiento pierde vigencia: en la actualidad, el enfoque progresivamente gira hacia la protección y el bienestar de quienes integran los equipos de trabajo.
Heacleff Gutiérrez, médico de Opella, resalta la relevancia de realizar gestos cotidianos para cuidar el cuerpo y la mente en el entorno laboral: “Pasamos gran parte del día trabajando y ahí también necesitamos cuidarnos. El bienestar no siempre depende de grandes cambios, sino de pequeños gestos que marcan la diferencia”. Para Gutiérrez, tomarse un minuto para respirar y sintonizar con las propias sensaciones no representa una pérdida de tiempo. Al contrario, esta acción puede convertirse en la mejor manera de conservar el rendimiento y preservar la calidad de vida.
El síndrome de burnout revela el daño que sucede cuando cuerpo y mente operan prolongadamente sin espacio para el descanso y la recuperación. Los afectados pueden experimentar cansancio persistente, alteraciones del apetito, dolores musculares, trastornos digestivos y una disminución de las defensas. Además, el estrés sostenido puede incidir en el metabolismo y ocasionar cambios hormonales.
Estudios recientes indican que los síntomas frecuentes del estrés crónico incluyen fatiga, insomnio, dolor muscular y malestares gastrointestinales. Existe además una relación directa entre el intestino y el cerebro: cuando la digestión se altera, la concentración y el estado de ánimo también pueden verse comprometidos.
Para combatir estos riesgos, se recomienda incluir pausas activas para liberar tensión muscular, mantener horarios regulares y un ambiente saludable en el espacio de trabajo, cuidar la hidratación y prestar atención a los primeros síntomas de malestar. Asimismo, dormir lo suficiente y permitir al cuerpo y la mente recuperarse al final de cada jornada resultan prácticas fundamentales para prevenir el deterioro físico y emocional. Al adoptar el autocuidado como hábito diario, se fortalecen tanto el bienestar personal como la capacidad de afrontar los retos laborales sin perder el equilibrio.
¿En qué consiste el síndrome de burnout y cuáles son sus principales efectos?
El síndrome de burnout, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una condición que surge ante la exposición prolongada al estrés laboral sin una adecuada recuperación. Este síndrome afecta el cuerpo y la mente, generando síntomas como fatiga constante, dolores musculares, problemas digestivos e insomnio.
Su relevancia radica en el creciente número de trabajadores afectados, especialmente en Latinoamérica, y en su poderoso impacto sobre la salud integral. Identificar sus formas de manifestación y comprender la importancia del autocuidado puede marcar la diferencia en la prevención y tratamiento oportuno, facilitando entornos laborales más saludables y personas más resilientes.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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