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La Alcaldía de Manizales, por medio de la Secretaría de Medio Ambiente, está llevando a cabo un ambicioso proyecto de remodelación y mantenimiento de parques y espacios públicos en el barrio Palermo, en línea con una estrategia integral para revitalizar el espacio urbano y promover el bienestar social. Esta iniciativa se inscribe dentro de una tendencia mundial, en la que la recuperación de áreas comunes no solo persigue el embellecimiento de las ciudades, sino que está conectada con objetivos de equidad, salud pública y fortalecimiento del tejido social. Según datos oficiales de la Secretaría de Medio Ambiente y del periódico La Patria, ya se han intervenido cerca de 100 parques en Manizales, con una inversión superior a los 10 mil millones de pesos en diversas actividades, incluyendo diseño, mejoras y adecuaciones, de un presupuesto total asignado de 24.800 millones de pesos.
Las obras abarcan desde labores básicas como rocería y limpieza, hasta intervenciones estructurales relevantes, como la construcción de senderos, la instalación o renovación de juegos infantiles —muchos de madera que habían llegado al final de su vida útil— y la adecuación de quioscos. En zonas como Castilletes, por ejemplo, se han ejecutado mejoras en el recorrido peatonal y la edificación de un quiosco, mientras que en el Parque de la Rueda, las intervenciones han priorizado la accesibilidad y el esparcimiento, pensando en todos los grupos etarios y capacidades.
La secretaria de Medio Ambiente, Jessica Quiroz, subrayó que alrededor del 90% de los parques de la ciudad requerían intervención urgente producto de daños acumulados y deterioro de la infraestructura, desde problemas de drenaje hasta superficies inseguras y mobiliario inservible. Esta situación, según indica un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), es común en distintas urbes de América Latina, donde la falta de planes integrales de mantenimiento tiene un impacto negativo sobre la equidad territorial y la habitabilidad urbana.
La transformación de estos espacios ha generado un cambio perceptible para los habitantes, como lo ejemplifica Magnolia, visitante recurrente del parque en Castilletes, quien resalta la mejora en seguridad y confort gracias a senderos reconfigurados. En barrios como El Guadual la edificación de planchas y la instalación de mesas de ajedrez han convertido al parque en un sitio de encuentro intergeneracional, promocionando la inclusión y la accesibilidad, como destaca David Valencia, quien valora que estos lugares sean aptos para personas con discapacidad, expandiendo así su impacto social positivo.




Estos avances están alineados con las recomendaciones del World Resources Institute (WRI, 2024), que sugiere que los parques urbanos deben concebirse considerando la diversidad funcional de sus usuarios. Medidas como la instalación de barandas, el rediseño de accesos y juegos adaptados manifiestan un compromiso con este principio. Además, la presencia de vegetación y el fomento de la biodiversidad local, como la observación de pájaros carpinteros reportada por los vecinos, refuerza efectos positivos en la salud física y mental, según investigaciones del propio organismo.
Desde una perspectiva económica, un informe del Urban Land Institute señala que la inversión pública en parques origina beneficios tangibles: mejora el entorno, aumenta el valor de los inmuebles adyacentes y estimula la economía local. En Manizales, la asignación de más de 134 millones de pesos para áreas como Castilletes y el Parque de la Rueda ilustra la importancia estratégica dada a este enfoque de desarrollo.
No obstante, el vandalismo sigue representando un reto significativo para la sostenibilidad de las renovaciones. Magnolia y otros usuarios lamentan los daños recurrentes al mobiliario y la presencia de grafitis, situación que, según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), puede ser mitigada a través del involucramiento comunitario en el diseño y mantenimiento, fortaleciendo el sentido de apropiación y respeto hacia los espacios públicos.
La administración municipal concluye que para consolidar estos esfuerzos es indispensable la responsabilidad ciudadana: los parques son más que áreas de recreo, constituyen el alma de la comunidad y son vitales para la salud, la integración y el sentido de pertenencia urbana. Manizales, a través de esta experiencia, se posiciona como ejemplo de cómo la gestión pública puede transformar positivamente la vida urbana y sentar las bases de una ciudad más equitativa y resiliente.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Por qué es importante la accesibilidad en los parques urbanos?
La accesibilidad es fundamental porque garantiza que todas las personas, incluyendo aquellas con discapacidad o movilidad reducida, puedan disfrutar de manera plena y segura los espacios públicos. De acuerdo con el World Resources Institute, el diseño universal de parques fomenta la inclusión social y permite que los beneficios físicos y emocionales derivados del contacto con la naturaleza estén al alcance de más ciudadanos.
Por otro lado, velar por la accesibilidad contribuye al fortalecimiento de la cohesión social y la equidad territorial, ya que reduce brechas y limita la exclusión de grupos poblacionales. Así, la renovación de parques en Manizales, que contempla rampas, barandas y juegos adaptados, se convierte en un referente de buenas prácticas en planeación urbana para otras ciudades.
¿Qué estrategias pueden reducir el vandalismo en los parques?
El vandalismo es uno de los grandes retos al mantener espacios públicos en buen estado, ya que grafitis y daño al mobiliario implican costos adicionales y afectan la percepción de seguridad y pertenencia. Según investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la clave está en involucrar activamente a la comunidad en la planeación, diseño y vigilancia de los parques.
Crear programas educativos y culturales, así como promover el sentido de responsabilidad colectiva, fortalece la apropiación de los parques y desincentiva comportamientos destructivos. Además, el desarrollo de actividades recreativas y la presencia constante de usuarios actúan como factores protectores, disminuyendo el riesgo de vandalismo y aumentando la sostenibilidad de las inversiones públicas.
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