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Este artículo fue curado por pulzo   Nov 17, 2025 - 4:03 pm
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En la Institución Educativa Adolfo Hoyos Ocampo de Manizales surgió una iniciativa que ha transformado la visión ambiental escolar desde necesidades cotidianas. Todo empezó cuando los docentes, ante la falta de recursos para adquirir contenedores de basura adecuados, improvisaron con cocos partidos para recolectar los residuos de la alimentación escolar. Esta carencia fue el punto de partida para involucrar a los estudiantes en un proyecto con impacto: recolectar materiales reciclables y, con los fondos obtenidos, fortalecer la infraestructura ambiental del colegio.

Así nació la Reciclatón, una actividad que se organiza en cada periodo académico e involucra a todos los grados, desde transición hasta undécimo. En colaboración con la Asociación Reciclarte, los estudiantes llevan diversos materiales como papel, cartón, plástico, metal, envases PET y tapas. Estos residuos se pesan y clasifican en el colegio, y los grupos más dedicados son incentivados mediante pequeños premios, lo que ha afianzado una competencia positiva entre salones, maestros e incluso familias.

El crecimiento del programa es palpable: durante la primera jornada se recogieron 300 kilos, en la segunda 600 kilos y, en la tercera, durante la Semana Cultural, alcanzaron los 700 kilos recolectados. Para la docente Leidy Lorena Aguilar, este avance evidencia cómo la práctica del reciclaje se ha convertido en costumbre: tanto estudiantes como profesores y padres de familia reservan material reciclable durante semanas con el objetivo de aportar en la próxima jornada.

El proyecto, más allá de evitar que toneladas de desechos terminen en el vertedero, ha permitido recaudar entre $150.000 y $200.000 por evento. Este dinero se invierte en la compra de canecas de colores para separar adecuadamente los residuos en las aulas, un paso clave del Proyecto Ambiental Escolar (PRAE). La ambición es que en el siguiente año académico, al menos seis salones cuenten con estos contenedores, y avanzar hacia la reutilización de residuos dentro del plantel.

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La próxima jornada, prevista para el 20 de noviembre, busca superar la meta de mil kilos y se espera que esta experiencia pionera en Manizales a través de la alianza con Reciclarte, pueda replicarse en otros colegios del municipio. Lo que comenzó como una solución provisional hoy es un movimiento donde los estudiantes actúan como multiplicadores ambientales en sus hogares y comunidades, fomentando una comprensión compartida sobre la responsabilidad colectiva con el entorno.

Esta transformación coincide con programas impulsados por la Alcaldía de Manizales, desde la Secretaría de Cultura y Civismo y el apoyo de dependencias como Medio Ambiente, Movilidad y Gerencia de la Noche. Entre las campañas destacadas se encuentra “Juega Limpio con Manizales”, presentada por la secretaria de Medio Ambiente, Jessica Quiroz. Su objetivo es instruir a comerciantes y ciudadanos en la adecuada disposición de residuos y fomentar el cumplimiento con los horarios de recolección de Emas, empresa encargada del servicio.

Como parte de la estrategia se realizan visitas puerta a puerta, actividades en instituciones educativas, asesorías a empresas y formación a recicladores. Además, se reconoce públicamente a quienes desarrollan buenas prácticas ambientales para motivar un mayor compromiso comunitario.

La percepción de la ciudadanía sobre la cultura ambiental refleja avances, pero también retos en la consolidación de hábitos, especialmente en el respeto a los horarios de recolección y la interiorización del reciclaje desde los hogares, puntos señalados por varios habitantes entrevistados.

¿De qué manera beneficia la integración de las familias al éxito de campañas de reciclaje escolar?

La participación activa de las familias en iniciativas como la Reciclatón tiene un impacto decisivo en el alcance y sostenibilidad de la campaña. Cuando los hogares se involucran, se multiplica la cantidad de material recolectado y se incentiva la continuidad del hábito en los estudiantes, extendiéndose más allá del ámbito escolar.

Además, el ejemplo y la colaboración familiar refuerzan la enseñanza ambiental recibida en las aulas, creando un efecto multiplicador. La sinergia entre escuela y familia resulta fundamental para consolidar una conciencia ambiental colectiva y garantizar que los esfuerzos del colegio encuentren eco y respaldo en la vida cotidiana de la comunidad.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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